Del 22 de mayo al 31 de agosto de 2025
La Nau
Higiene pública: La sociedad como cuerpo enfermo
Higiene pública: la sociedad como cuerpo enfermo es un proyecto alrededor de la obra del artista Daniel Gasol que reflexiona, desde el presente, sobre la relación entre legislación, ciencia y religión que criminaliza, medicaliza y castiga a quien no cumple las normatividades del sistema capital, con la condición de ser «ciudadanos de bien» / «buenos ciudadanos». A partir del análisis de los códigos y las leyes de Vagos y Maleantes (1933-1970) y de Peligrosidad Social (1970-1995), el proyecto examina cómo ambas leyes abordaron cuestiones de género, raza y clase social intentando administrar, regular y disciplinar deseos y relaciones sexoafectivas entre personas. En las obras de Gasol se entremezclan el archivo, la instalación, lo performático y el documento audiovisual. Sus obras parten de un espacio interseccional para desplegar a modo de documento artístico-médico-científico como muchas voces no solo fueron estudiadas y exhibidas como paradigma del «no ser» y, por tanto, «qué ser», sino que patologizaron sus existencias, que intentaron ser corregidas en forma tratamientos, terapias o encierros en cárceles en un sistema de control social y político.
A partir de la aprobación de la Ley Vagos y Maleantes por parte de las Cortes de la Segunda República, conocida como La Gandula, se pretendió legislar y controlar una masa social formada por vagabundos, rufianes, mendigos, nómadas u otras formas de vida, con el objetivo de prevenir comportamientos “antisociales” mediante tratamientos correctivos en forma de multas o campos de concentración. Más adelante, la ocupación militar franquista conservaría la ley en su depuración ideologicolegislativa bajo algunas modificaciones, y sería substituida por la Ley de Peligrosidad Social (1970) hasta su derogación en 1995. Ambas leyes son sustentadas sobre la base ideológica del siglo XIX llamada higienismo, que, bajo la apariencia de mantener determinadas condiciones de salubridad en las ciudades, sirvió como medio para catalogar, neutralizar y homogeneizar un modelo de sociedad burguesa basado en la moral, el capitalismo como motor de la historia y la patologización disidente que ha permeado hasta la actualidad.
Así pues, la de Vagos y Maleantes no fue una ley que sancionaba delitos, sino que intentó prevenirlos mediante corrientes criminológicas y prácticas científicas como la antropometría, la craneología o la frenología, que aspiraban a identificar y clasificar a sujetos en “estado peligroso” mediante rasgos somáticos y psicológicos «anormales» que debían ser tratados y corregidos. Como resultado de la triangulación entre ciencia, legislación y religión que conforman los grandes relatos de la modernidad, el Estado diseñó las leyes de Vagos y Maleantes así como Peligrosidad Social como formas de disciplinar, a partir del ejercicio del trabajo, a sujetos en estado de peligrosidad desde colonias agrícolas, establecimientos de custodia o casas de templanza para dar salida a los 2.400 expedientes solo el primer mes. Con las modificaciones legislativas y los cambios religiosos, sociales y científicos durante la vigencia de ambas leyes, encontramos que en el periodo democrático el número de expedientes se redujo considerablemente, aunque, sin embargo, aún encontramos en la actualidad ciertos vestigios ideológicos en forma de tratamientos, diagnósticos, juicios morales, patologizaciones, procedimientos u otras formas de orden que condicionan profundamente la forma en la que construimos el llamado conocimiento legítimo, nuestras formas de operar, relacionarnos y existir. La exposición se expande y se contrae, mirando de situarnos en un plano general de cómo estas leyes afectaron a gran parte del país y, al tiempo, que lo sitúa en el caso concreto de Valencia. Por lo que el proyecto quiere no solo atender a una mirada amplificada, sino también ser un acercamiento a las singularidades de cada geografía dentro del estado.