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A, B, C, D, E, Ñ, P, S

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Crítica cultural, investigadora, ½ editora y artista verbal. Compañera…

¿Qué determina que, puesta la vista ante un río, veamos la idea de río, su generalidad, y sepamos nada de él y del cuarzo específico que, en un día y a una hora aplastaba el tallo de una hierba, luego caía por efecto de una onda del agua que ya no existe, y luego no sé? ¿Qué que ante una palabra acudamos al diccionario? ¿Qué mueve que, al contrario, la memoria colectiva se agarre antes a las desigualdades entre Felipe González o M. Rajoy, existiendo tantísimas igualdades a las que mirar? Se sospecha sesgo y se abre la pregunta: ¿qué pasaría si observáramos y escucháramos a las voces-mando de la democracia española por fuera del exigente deseo amarillista-cultural de sus distinciones? En el campo del sonido, se sabe que lo que determina la existencia del ritmo es la (dis)continuidad sonido-silencio: una diferencialidad no total, sino la confusión entre gradientes, solapamientos e intensidades. Deleuze opuso este modo de operar en repetición y diferencia a los lugares comunes clasificatorios y definidos de la lógica de las culturas occidentales. No hay idea de río sino multiplicidades de agua, y de otro modo aquí se diría: no hay obra. No hay España. Solo hay instancia.

ESPAÑABCDE es una pieza audiovisual del artista Fran MM Cabeza de Vaca realizada a partir de unas instrucciones de la Letter Piece 3 de Matthew Shlomowitz. En ella, Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luis Zapatero y M. Rajoy se entregan a las instrucciones del compositor para, en diferentes situaciones de enunciación (discursos, entrevistas, declaraciones, réplicas) y sus diferentes espacialidades, ofrecer una experiencia de cuerpo y sonido alrededor de la palabra que los une y que también parece unirnos: España. El plan de Shlomowitz es sencillo: se trata de probar que una partitura hecha a partir de cinco elementos desdoblados en una acción sonora y una acción corporal no genera obras iguales, sino infinidad de repeticiones diferentes. La repetición funciona compositivamente como una matryoshka: en un nivel exterior, distingue entre sí a la multitud de ejecuciones que una partitura puede provocar; por dentro de cada pieza, funciona como mecanismo de generación de sentidos en los pequeños huecos de diferencia que el ritmo sí y no y la sincronía sí y no ejecuten entre cinco asociaciones de sonido y vídeo. ¿Es lo mismo Aznar diciendo “España” que Zapatero diciendo “España”? ¿Es lo mismo escuchar “España” que leer en los labios “España”? ¿Qué significa escuchar y no ver a Suárez repitiendo “España”, “España”, “España”, “España”?

En ESPAÑABCDE, los presidentes del gobierno del Estado español se convierten en performers, saliéndose del juego de la ficción política para crear una obra política por el juego del beat. Un cut-up youtuber de ensueño que abre muchas reflexiones a todo el problema de la asociación cuerpo-identidad-voz-mensaje-pureza que Derrida llamó “metafísica de la presencia”: durante los 3 minutos y medio que dura la obra asistimos a una continua disociación entre la imagen y el sonido de los presidentes. Si no hay habla plena ni hay identidad plena (¿podría haber la identidad “presidente del gobierno” sin su voz bien encajada al movimiento de labios “España”?) del poder ejecutivo de España, ¿hay España? La sensación es que no. Lo que hay es escritura, entendida esta como el movimiento de diferencia que resuelve como continuidad aquello que se oye “España” en el tiempo hacia su desinfle semántico “España” en el espacio, la ONU, el congreso, el senado.

ESPAÑABCDE repite el nombre de un país como se repiten las letras de un abecedario, haciéndonos sospechar de la consistencia del SIGNO por antonomasia: el nombre propio. Convención sin dirección, España no es nada más que una exterioridad sonora, enunciación sin cuerpo que resiste flotante a lo largo de la obra, cuya memoria persigue al oído sin que tengamos ocasión de cuestionar qué es lo que indica – sospechando que poco o nada. Martillea el nombre del Estado en la sala, no cabe en las bocas de los performers. Descoordinado como siempre fue, permanece en nuestros oídos y taladra mientras somos expuestas a la selva de parpadeos, gestos de mano, alzamientos de cabeza y miradas tristes del vídeo, que ya sin la correlación de la presencia se revelan con una nueva potencia sensible. ¿Quiénes son estas personas? Un presidente sin su voz “España” parece que se hace cuerpo y no función, y ese sustantivo “España” por su lado se revela más verdadero así, en su nada, fuera de la idea de la palabra-viva. ¿Cuánto nos persigue este sonido? España. Españabcdefghij.

El hoy es una época de inflación semántica en la que la metafísica trasnochada del nacionalismo suele combatirse con discursos de trascendencia identitarios tanto por fuera como por dentro de los campos del arte. Frente a la llenez de la crítica discursiva, ESPAÑABCDE nos permite descansar de las peleas por los sentidos en el ritmo, nos ofrece un lugar donde pensar fuera de la plenitud, un existir desde la interferencia de una repetición que prueba tener la capacidad de destruir los pactos léxico-semánticos, un glitch donde los sujetos y los sentidos políticos se deshacen por medio de la sencillez de su distorsión.