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Desde la práctica, la crítica

Desde la práctica, la crítica

Es comisaria independiente y dirige, desde abril de 2014, el espacio The…

En noviembre de 2015, la Asociación de Críticos de Arte de Catalunya (ACCA) realizó un simposio con el título “La diseminación de la crítica”. El punto de partida de esta edición fue la dispersión de la crítica más allá de la escritura. Esta “actitud crítica”, necesariamente implícita en cualquier trabajo artístico, propició la inclusión de artistas, académicos y teóricos, más allá de críticos de arte o comisarios propiamente dichos. La revalorización de lo micro y de formas diferentes frente a un discurso mayoritariamente global fueron las principales ideas para definir esa actitud. También lo fue fortalecer una esfera pública frente a los poderes del consumo, la privatización, la publicidad y la comercialización que vive la prensa especializada actual.

Como parte del simposio, el artista canadiense Mark Lewis, cofundador de la revista Afterall, mostró uno de los vídeos que realizó para la última Bienal de São Paulo. En él se filma un rincón de la metrópolis sudamericana con sus edificios modernistas gastados por el tiempo, sus construcciones improvisadas y la naturaleza que se escapa por cualquier rincón que encuentra entre el asfalto. En este paisaje, grupos de personas cruzan las vías por los caminos, atajos y autopistas que se han hecho suyos. La cámara gira, rota y utiliza el zoom generando puntos de vista imposibles, hecho que sirve para dar voz y poder al dispositivo como si fuera un ente en sí mismo. Para Lewis, no existe diferencia entre forma y contenido. De manera similar, otro de los invitados al simposio, Aimar Pérez Galí “suda su discurso” defendiendo la práctica y la subjetividad del bailarín –que no del coreógrafo–, reconociendo su posición más allá de su cuerpo, es decir, como subalterno y trabajador precario de la cultura. Para Lewis, la cámara es como un sujeto con vida propia y una mirada concreta que analiza lo que encuentra por delante. Para Pérez Galí el cuerpo también es capaz de generar un discurso diferente, y es precisamente en esa diferencia donde reside su valor. Una “conferencia-performance” en la que el público asiste a una sesión de danza de más de veinte minutos al mismo tiempo que presencia una ponencia inusual.

Peio Aguirre trabajó un capítulo de su reciente libro La línea de producción de la crítica (Consonni, 2014) en el que se analiza la relación de la misma con el entramado del mercado del arte, sus medios de difusión y sus conflictos de interés. El mediador actual lucha por su publicidad a través del capital simbólico que la visibilidad le permite. Esto es lo que significa escribir reseñas sobre exposiciones hoy en día en los medios. ¿Cómo asumir una actitud crítica desde esta posición? Encontrar un pensamiento crítico para “arañar” la realidad, en palabras de Nuria Enguita. Aprovechar la periferia y lo residual de la disciplina como plataforma a la hora de escribir, en palabras de David G. Torres.

Irit Rogoff definió la noción de infraestructura. Para iniciar su intervención citó el tipo de anuncios que suelen aparecer en el canal CNN para promocionar países en vías de desarrollo. Imágenes corporativas de carácter homogéneo, donde los personajes sonríen para encarnar los valores globales de seguridad, infraestructuras y una entrega eficiente. Lo único que cambia son los rasgos de las personas nativas que han sido seleccionadas para realizar el anuncio. Sus costumbres, ropas y cultura han sido reducidos a mero folklore o como telón de fondo en una cena de negocios. Estos nuevos valores son defendidos por las estructuras de poder específicas, donde lo nacional autoriza lo global, como sucedía durante la modernidad. Es la política de extracción del valor de un país, donde todo se uniformiza, incluido el lenguaje. Ante esta situación global ¿cómo se puede pensar en otras infraestructuras que no fueran tecnocráticas y cómo sería posible utilizar estas mismas infraestructuras de manera crítica? El discurso de la política que conocemos no nos sirve para definir este nuevo paradigma.

¿Cómo podemos convertir el lenguaje en un lenguaje crítico? El académico americano Stephen Wright propuso un glosario de palabras e introdujo el concepto de usership, para definir a un usuario que está más allá de la economía de consumo y que puede generar cierta potencialidad. De esta relación entre la producción y el dispendio aparece la noción de “prosumidor” (prosumer), alguien que directa o indirectamente genera contenido a la vez que lo está recibiendo. Asimismo, se afirma la vulnerabilidad del usuario pues, por otro lado, no es más que alguien que es explotado y desvelado por empresas con fuertes indicios de control como Google. Precisamente la potencialidad que tienen los millones de usuarios –justamente porque no son sólo receptores– podría canalizarse para generar trabajo o conocimiento. Un ejemplo ya en práctica sería el caso del “reCAPTCHA”. Muchos conocemos la herramienta CAPTCHA (Completely Automated Public Turing Test) que sirve para diferenciar computadoras de humanos. reCAPTCHA es una extensión de la prueba que se utiliza para reconocer texto presente en imágenes. De esta forma, los millones de usuarios que utilizan esta herramienta a diario están colaborando casi inconscientemente en la digitalización de textos (hasta ahora del archivo del New York Times). La prueba ha sido comprada recientemente por Google.

Por lo tanto, como afirmó el académico holandés Thijs Lijster, la crítica de arte ha sido desplazada por la teoría del arte. El académico propone pensar en una topología de la crítica de arte con el fin de explorar los nuevos espacios donde esta está teniendo lugar. La idea de espacio del filósofo francés Michel de Certeau resuena como algo que se crea en la práctica frente al lugar, fijo y predeterminado. De esta manera, podemos finalmente salir de la declamación que gira en torno a la crisis o muerte de la crítica, que ha dominado el discurso desde hace demasiado tiempo. Los nuevos medios de comunicación, las prácticas y las instituciones son a su vez un arma de doble filo pues si bien plantean la paradoja desarrollada por Wright donde las herramientas de control se presentan como libertades, son a su vez el contexto más relevante donde la posibilidad de una actitud analítica acontece en la actualidad. La mayoría de la prensa escrita ya no nos sirve de referencia para decir que la crítica ha muerto, ahora podemos decir que simplemente se ha disuelto en las voces de muchos que tienen su propio espacio donde realizarla. Es en blogs personales y páginas web muy específicas donde la escritura se genera a través del ensayo –en su significado de prueba-error– o desde la ficción y la poesía, generando investigación y pensamiento. También lo es en la enseñanza no reglada, en talleres o simposios. Esta actitud se ha hecho imprescindible para cualquier tipo de práctica y lo que representa es un verdadero cambio de paradigma, hacia la teoría hecha práctica entendiendo aquel que escribe como un mediador que logra conectar lo artístico con la esfera pública.