Forensis. La composición negociada de la verdad pública
Por otro lado está el forum: un lugar de interpretación, verificación, argumentación y decisión. Las Cortes Internacionales, los tribunales y los consejos de derechos humanos evidentemente son los espacios más obvios de lo forense contemporáneo. Pero hay otros foros políticos y profesionales [1].
Eyal Weizman
¿Cómo se convierten restos mortales, muestras de ADN e imágenes de satélites, en evidencias forenses? ¿Qué rol juegan las técnicas de escaneo y las metodologías de representación en la investigación de crímenes o actos políticos de violencia? ¿Cómo se hace hablar a los objetos? [2]
Eyal Weizman y Anselm Franke
Tras la presencia de la itinerante Animism en el Haus der Kulturen der Welt, Anselm Franke comenzó en 2013 a dirigir el Departamento de Artes Visuales y Cine de la institución berlinesa. Su dirección está planteando una metodología en la labor curatorial que sin duda es un caso de estudio a seguir. Cada una de las exposiciones se concibe como un ensayo desplegado en el espacio. Por ello, una de las críticas más comunes hacia el trabajo de Franke tiene que ver con la cantidad de tiempo que se ha de invertir en visitar sus exposiciones. El hecho de visitarlas se sitúa en la combinación entre transitar por un libro y recorrer un ciclo de audiovisuales, incluyendo en esos caminos, “de paso” casi diríamos, y sin ningún tipo de complejo, obras de arte. De hecho, en muchas ocasiones no hay diferencia entre las piezas artísticas y los documentos en la manera en que son presentados y equiparados, siendo esta otra de las críticas que suelen recibir sus proyectos.
En esta misma línea se sitúa el proyecto Forensis comisariado por Eyal Weizman y Anselm Franke. Este ha compilado algunos de los proyectos del equipo de investigación Forensics Architecture del Center for Research Architecture [3] de Goldsmiths, dirigido por el mismo Weizman. Esta selección se presenta en un formato expositivo, de simposio (al que fue invitado Baltasar Garzón) de actividades, y editorial en la Haus der Kulturen der Welt de Berlín, donde se proponen una serie de cuestiones en torno a los presupuestos sobre los que se construye la noción de verdad pública desde la relación entre la esfera jurídico-política con otros foros institucionales o informales. Los elementos de la muestra son proyectos de investigación que se pueden inscribir al mismo tiempo en un amplio espectro de disciplinas. Podríamos decir que más que objetos (o procesos) de arte, se trata de una selección de metodologías. Estas se asientan en el uso de mapas, análisis espaciales, reconstrucciones arquitectónicas en 3D, fotografías, documentos en vídeo o audio y displays para mostrar los minuciosos exámenes que se han realizado sobre los derechos humanos, las políticas de movimientos transfronterizos, la explotación natural y los desastres medioambientales en diferentes territorios. Este planteamiento añade un capítulo más a la serie de proyectos que se están realizando en el HKW sobre un incisivo análisis de la historia de la globalización, formando parte de The Antropocene Project [4].
El sistema de articulación que seguían las investigaciones presentadas en la exposición corresponde a dos categorías. Bajo el epígrafe de Cases (casos) se despliegan las investigaciones forenses que buscan presentar evidencias en procesos legales de organizaciones internacionales como las ONG, organizaciones políticas, fiscalías e incluso las Naciones Unidas. Dentro del apartado denominado Files (archivos), se incluyen la serie de exámenes históricos o presentes que articulan la noción de lo forense en relación a la de verdad pública. Además, la exposición contaba con cuatro apartados, estos son: Osteobiografías, Arquitectura forense, Antes y después, Forums, Figura/fondo, Cúmulos, Predicción forense y Ataques de drones.
Aquí nos encontramos, entre otros, con análisis de los restos de la calavera de Mengele (proyecto de Keenan y del propio Weizman), articulando el paso de la sociedad del testigo a la de la evidencia; reconstrucciones digitales de edificios bombardeados y del conflicto entre Palestina e Israel a partir de imágenes de satélite y registros de civiles (Nicola Perugini y Gabriel Cuéllar del grupo Decolonizing Architecture Art Residency; también por parte de (SITU Research); estudios sobre los antiguos campos de concentración en la antigua Yugoslavia y organización de grupos de discusión sobre los restos de estos (Grupa Spamenik); arqueología de la violencia en la Amazonía brasileña (Paulo Tavares); violencia medioambiental y genocidio por parte de las fuerzas del estado guatemaltecas en la región de El Quiché (Forensic Architecture con SITU); exámenes sobre la nefasta influencia de la extracción de cobre sobre la población nativa del desierto de Atacama con el objetivo de proveer evidencias para ayudar a las ONG que colaboran con los grupos indígenas (Godofedro Pereira); estudios sobre las diferentes maneras de destruir huellas digitales (Ayesha Hameed); investigaciones en formato de documental en capítulos sobre la aparición de artefactos mediáticos en forma de evidencia a través de diferentes procesos penales (Susan Schuppli); y quizá, uno de los más interesantes de la exposición, una exploración intensiva sobre el rol de la voz en el nuevo régimen de procesos legales de controles fronterizos (Lawrence Abu Hamdan) [5].
Lo novedoso del planteamiento que se hace desde este grupo es que no se limita a mostrar ciertos hechos, sino que los analiza en relación a la arquitectura y al territorio, entendiendo estos como un sensor maleable que registra la actividad humana, y huyendo de la muy común noción de que la arquitectura o el paisaje son algo permanente. Desde este presupuesto utiliza una serie de herramientas estéticas para desarrollar otra concepción de la conformación de la noción de verdad, una que atañe de forma directa a vidas de personas y sucede en medio de zonas de conflicto. De ahí la necesidad de producir un conjunto de instrumentos de mediación que permitan negociar la verdad desde posiciones que den agencia, atendiendo a la complejidad de los asuntos que se tratan.
El elemento sobre el que se desarrolla la concepción de este proyecto es el análisis del término forense, cuya raíz etimológica se emplaza en relación con la de forum a través de las acepciones que señalan: “perteneciente o relativo al foro” y “público y manifiesto“ [6]. Tal como Weizman indica, estas dos primeras entradas se corresponderían arquitectónicamente con el forum romano, situando el término en relación a la construcción colectiva y negociada de la política, la ley y la economía. Esa correspondencia perdida, en detrimento de la concepción policiaca con la que normalmente asociamos lo forense, es la que este proyecto Forensis busca restituir, para ejercer un contrapoder en la guerra mediática que supone el entorno contemporáneo. Un último sentido de la palabra, que decíamos más común hoy en día, apunta hacia la medicina o ciencia forense, es decir, hacia cuestiones que entran en relación con lo policial, lo arqueológico y la práctica de la autopsia. Este significado toma vigencia hegemónica en la manera en la Weizman explica el auge de las ficciones televisivas que tienen que ver con lo forense [7]. En la actualidad, el uso de la tecnología nos ha llevado de una lógica jurídica que se movía desde la situación en la que el testigo era la clave para producir juicios de valor, hacia otra en la que las evidencias son lo que articula esa noción. En una sociedad sobrecargada de información, las metodologías que permiten su procesamiento son las únicas maneras de construir la verdad desde otras perspectivas diferentes a las oficiales.
Por otra parte, la arquitectura aquí no funciona como un sistema de construcción, sino como una herramienta de análisis en busca de evidencias legales que puedan oponer una resistencia a los relatos oficiales de aparatos estatales o financieros. Tal como comenta el texto de la exposición: “los edificios son formas mediáticas porque registran los campos de fuerza, contienen o almacenan esas fuerzas en las deformaciones materiales y, con la ayuda de tecnologías y formas de mediación, la información que contienen puede ser transmitida más allá”. La edificación y el paisaje se entienden como un sensor, una técnica documental inconsciente que registra las alteraciones del ecosistema y se consideran como un agente orgánico más, el cual tiene la capacidad de mostrar las acciones que han acontecido a su alrededor. En este sentido, la actividad de los proyectos presentados en la exposición practica una arqueología no solo de las construcciones en sí mismas, sino también de las imágenes. A través de la comparación de las fotografías del antes y después obtenidas por satélite o por los registros de las personas, se puede entender los rastros que aparecen tras un conflicto. Este conjunto de posibilidades es de alto valor, ya que algunas de las investigaciones presentes en la exposición han sido utilizados en juicios para probar injusticias o abusos. Asimismo, este contra-relato sirve como una práctica de resistencia en contra de los narraciones oficiales de empresas o instituciones distribuidas por los medios de comunicación. En esas posiciones, esta práctica ayuda a negociar la verdad tal como nos la presentan, lo que permite desarrollar una posibilidad de influencia en la gobernanza así como una incisión en los sistemas de control.
El uso de la estética como dispositivo de investigación del conflicto es una de las apuestas más interesantes del proyecto. Tal como se lo plantean desde Forensis, con estas propuestas asistimos a una noción diferente de la verdad pública, que se produce desde una nueva imaginación cultural. A través del sistema forense podemos indagar sobre objetos, edificios y paisajes que tienen mucho que contar. Más allá del uso extensivo que se ha hecho de las estrategias de la ficción en los últimos años, proponer un uso de la narración y la estética para comprender y trabajar sobre estos conflictos, aporta una dimensión extremadamente interesante a las posibilidades políticas que el campo del arte puede acoger. No se puede negar que este tipo de propuestas requieren tiempo y esfuerzo para poder ser indagadas, pero el tipo de experiencia a la que invitan es doblemente pertinente. Por una parte, restituye a la estética como una herramienta de percepción del mundo, con una voluntad transformadora que comprobamos en los resultados de su uso en los procesos legales. Por otra, facilita entender la complejidad sobre ciertos asuntos globales así como la explotación que sostiene nuestro cada vez más pauperizado modelo de vida.
Notas bibliográficas:
[1] “Cada forum es diferente. El tercer componente de Forensics, tras el arquitectónico y el estético, es el que es necesario posicionar entre esa ’cosa’ y el foro: el ’intérprete’. En la Antigua Roma se habría llamado el orador; en nuestro tiempo, se podría denominar quizás el científico, el arquitecto o el geógrafo — el ’testigo experto’ que traduce desde el lenguaje del espacio al lenguaje del foro. Esta definición de lo forense puede ayudar a expandir el término desde el contexto legal hacía otros tipo de entornos. Lo político, como se está llevando a cabo, en relación a los problemas espaciales y sus interpretaciones, es lo ’forense político’ tal como yo lo entiendo”. Entrevista de Michael Schapira y Carla Hung a Eyal Weizman, Full Stop. Reviews.Interviews. Marginalia. 14 de Junio de 2012. (T del A). En línea: http://www.full-stop.net/2012/06/14/interviews/mikecarla/eyal-weizman/
[2] El proyecto ha tenido lugar en HKW entre el 15 de marzo y el 5 de mayo de 2014. Con contribuciones de Lawrence Abu Hamdan, Nabil Ahmed, Maayan Amir, Anthropocene Observatory (Anselm Franke, Armin Linke, Territorial Agency/John Palmesino and Ann-Sofi Rönnskog), Jacob Burns, Gabriel Cuéllar, DAAR (Alessandro Petti, Sandi Hilal, Eyal Weizman), Forensic Oceanography (Charles Heller, Lorenzo Pezzani), Grupa Spomenik (Damir Arsenijević, Ana Bezić, Pavle Levi, Jelena Petrović, Branimir Stojanović, Milica Tomić), Ayesha Hameed, Samir Harb, Helene Kazan, Thomas Keenan, Steffen Kraemer, Adrian Lahoud, Model Court (Lawrence Abu Hamdan, Sidsel Meineche Hansen, Lorenzo Pezzani, Oliver Rees), Modelling Kivalina (Andrea Bagnato, Daniel Fernández Pascual, Helene Kazan, Hannah Meszaros Martin, Alon Schwabe), Gerald Nestler, Godofredo Pereira, Nicola Perugini, ScanLAB Projects (Matthew Shaw, William Trossell), Susan Schuppli, Francesco Sebregondi, Shela Sheikh, SITU Research (Robert Beach, McKenna Cole, Therese Diede, Akshay Mehra, Charles-Antoine Perrault, Bradley Samuels, Xiaowei Wang), Caroline Sturdy Colls, Paulo Tavares, Srdjan Jovanovic Weiss/NAO, Eyal Weizman e Ines Weizman. En línea: http://www.hkw.de/en/programm/projekte/2014/forensis/ausstellung_forensis/forensis.php
[3] En línea: http://www.gold.ac.uk/architecture/
[4] En línea: http://www.hkw.de/en/programm/projekte/2014/anthropozaen/anthropozaen_2013_2014.php
[5] Recomiendo consultar la página web del proyecto para poder comprender la complejidad de cada uno de los proyectos y de los no he mencionado. Sobre cada uno de ellos, se podría realizar un estudio intensivo. http://www.forensic-architecture.org/
[6] En línea: http://lema.rae.es/drae/?val=forense
[7] Esto es algo que cada vez más se refleja o se hace eco en el entretenimiento popular. Si el psicólogo como detective era la encarnación de la era psicologizante del testigo, el detective forense es el héroe popular de nuestro tiempo de investigación material. (T. del A.) ibidem.