logo Concreta

Suscríbete a nuestra newsletter para estar al tanto de todo lo bueno que sucede en el mundo de Concreta

#TomandoLaTemperatura: Khairani Barokka

#TomandoLaTemperatura: Khairani Barokka

Es escritora y artista procedente de Yakarta, Indonesia, cuyo trabajo ha…

Editorial Concreta: Tomando la temperatura es un programa de investigación en torno a las relaciones entre arte y salud. El objetivo de esta serie de diálogos publicados en Concreta En Línea es explorar diferentes prácticas que desafían las estructuras actuales del arte en relación con las redes de cuidados que se entrelazan en nuestro presente. Después de contar con Alicia Ventura, directora de la Colección DKV (proyecto que patrocina esta serie) y Teresa Cisneros, encargada de las llamadas “prácticas inclusivas” en la Wellcome Collection, tenemos el placer de conversar con Khairani Barokka, artista y escritora de origen indonesio cuya posición de creadora amplía el marco de investigación de este programa. Khairani, muchas gracias por aceptar la invitación a conversar con Concreta, ¿podrías describir brevemente tu trabajo para nuestros lectores y lectoras?

Khairani Barokka: Muchas gracias por vuestro interés en mi trabajo. Además de escritora y artista visual, soy editora y traductora. Mi práctica trata de articular aquello que llaman “justicia por la diversidad funcional” como estrategia anticolonial en un marco de crisis medioambiental. Trabajo de forma interdisciplinar con texto, collage digital, performance, animación, entre otros medios. El archivo está muy presente en mi trabajo, ya que trato de leer archivos y colecciones desde la perspectiva de la diversidad funcional. Otra línea que atraviesa mi práctica es el cuestionamiento constante de la ética de la traducción y el acceso.

EC: Esta aproximación interseccional que manifiesta tu trabajo parece muy pertinente en un momento como el de ahora, en el que la pandemia ha visibilizado todavía más violencias y dolencias estructurales, así como el hecho de que están interconectadas. ¿Podrías profundizar un poco más en estas relaciones entre capacitismo, colonialismo y crisis medioambiental? ¿Cómo entrelazas estas intersecciones en tu práctica?

KB: Las personas que somos discapacitadas e indígenas, entre otras identidades, hemos percibido siempre esta conexión entre género, diversidad funcional y medio ambiente. Me parece interesante que yo suela recibir habitualmente este tipo de preguntas sobre interseccionalidad, pero no veo que se haga esa pregunta a hombres blancos, por ejemplo. Un hombre blanco imponiendo una perspectiva y modo de hacer propios de occidente está ejerciendo también interseccionalidad, ya que se trata de una intersección de género y raza. Estas “secciones” de las que hablamos son también artificiales, ya que son una serie de marcaciones coloniales. En mi trabajo siempre he entretejido capacitismo, colonialismo y crisis medioambiental, como en mi primer libro, Indigenous Species (2016), que escribí e ilustré. La historia sigue a una joven indígena que ha sido secuestrada y llevada a través de un río del que intenta escapar. Durante todo el relato, el personaje narra la destrucción traída a su tierra, concienciando de algunos de los aspectos que más afectan a la selva indonesia, como la superproducción de aceite de palma.

Indonesia es el mayor productor de aceite de palma del mundo, lo que resulta en la explotación de la tierra y sus habitantes, puesto que es un ingrediente extensamente empleado en la industria alimentaria, la cosmética, etc. Todo está interconectado. Podemos relacionar una barra de labios hecha con aceite de palma con el empoderamiento de quien se maquilla, por ejemplo, pero el producto está afectando por otro lado a las vidas de mujeres indígenas. Las plantaciones de aceite de palma se ubican en tierras indígenas, expulsando forzosamente a sus habitantes y destruyendo el hábitat con grandes fuegos forestales. Esta separación entre el bosque y las personas indígenas, quienes constituyen los mejores cuidadores de la selva, ha causado muchos problemas sociales. Hoy en día existen muchas fronteras coloniales, denominadas “zonas de protección” del hábitat, que no permiten a sus habitantes ocupar o trabajar la tierra. Esta separación entre naturaleza y personas es realmente muy dañina.

Con el objeto de articular la idea de acceso en el libro, introduje inscripciones en braille “falso” y convencí a la editorial de que distribuyese el libro como una versión para personas “videntes”. Normalmente, las editoriales que publican libros para personas invidentes destacan visiblemente la audiencia a la que se dirigen, por lo que quise poner esto de manifiesto en Indigenous Species. Para realizar casi todas las tareas de la vida cotidiana, necesito usar lentillas o gafas, pero ambos objetos están considerados como herramientas de acceso “normales”. Al comercializar el libro como una versión para personas videntes mi intención era, por ende, explicitar las infraestructuras del capacitismo que imperan en el sector editorial y artístico. Para el apartado visual, combiné diseños tradicionales con collage digital, que consistía en intervenciones de imágenes sacadas de archivos coloniales. Fotografías de hombres blancos rodeados de sus sirvientes y animales y artefactos “exóticos”. Durante toda mi vida, como he crecido en círculos indígenas y vinculados con la justicia medioambiental, he sido siempre consciente de que la destrucción del bosque tropical está vinculada al capitalismo colonial. Si entre los años 1965 y 1966 la CIA instigó el genocidio en Indonesia, a través de los años esto ha evolucionado en el capitalismo extractivista que se adueña de la tierra, contribuyendo además a la extinción de especies. Y tampoco podemos olvidarnos de que estas crisis sociales y medioambientales también se llevan consigo la salud de las personas. Otro de los temas que abordo en el libro es la muerte de cerca de cien mil personas en 2015 por los humos que provocaban los incendios forestales. La contaminación produce discapacidades, y todas las crisis medioambientales son también crisis sanitarias.

El último libro que he publicado es Ultimatum Orangutan (2021), cuyo título alude a las creencias indígenas indonesias y al ambientalismo. “Orangután” es una palabra indonesia que proviene del vocablo orang, que significa “persona” o “gente”, y utan, que es “bosque”, por lo que, cada vez que alguien dice “orangután”, está refiriéndose sin saberlo a la gente del bosque. En nuestras culturas indígenas todos los animales son considerados personas del bosque, ya que no existe esa distinción entre animales, naturaleza y humanos, una separación muy colonial. Uno de los poemas centrales de Ultimatum Orangutan canaliza mi interés por vincular animales selváticos como los simios con relatos y episodios históricos de Indonesia, como es el caso de King Kong. Se ha mencionado en varias ocasiones que King Kong procedía de una isla cerca de Sumatra, por lo que el simio sería de procedencia indonesia. Si se analiza esta figura desde una perspectiva colonial, se puede interpretar a King Kong como una metáfora de la amenaza del otro. Otra inspiración para la creación de Ultimatum Orangutan fue el libro Disability in Java, de Slamet Tholari, donde se relata la transformación vivida en Indonesia cuando los colonos neerlandeses establecieron hospitales regidos por misioneros. Antes de la colonización, las personas con diversidad funcional tenían un estatus divino en la sociedad, ya que existían divinidades como ellas en el panteón de dioses de Java, por lo que estaban protegidas y cuidadas por ser “especiales”. Sin embargo, al llegar los primeros hospitales cristianos, las personas con diversidad funcional debían ser “curadas”, ya que la sociedad occidental necesitaba eliminar cualquier diferencia. Aquí tenemos otro ejemplo de interseccionalidad, porque el mero hecho de considerar unas cosas positivas y otras negativas responde a una decisión cultural. La enfermedad es un término colonial. El capacitismo aborda la consideración de un cuerpo “bueno”, una consideración que enmarca al cuerpo en un contexto en el que debe ser capaz de trabajar bajo estándares coloniales y capitalistas. ¿Cuán bien puede un cuerpo desempeñar las tareas?

EC: Hablando sobre Indigenous Species en diferentes medios de comunicación, mencionas que la metodología que sigues para abordar la diversidad funcional es evitar su representación, explorando en su lugar la traducción de los lenguajes que emplean las personas con diversidad funcional. ¿Cómo navegas estos procesos de traducción?

KB: Como una persona plurilingüe, poseo un entendimiento particular de la ética de la traducción y de las diferentes formas en que nunca es neutral y puede ser afectada por diferentes contextos y experiencias. Resulta interesante pensar en la traducción a través de la perspectiva de los lenguajes, culturas y prácticas artísticas de las personas no oyentes y con diversidad funcional, que no son tan apreciados normalmente. Las lenguas de signos cuentan con su propia poesía, pero no se les incluye en los principales círculos literarios. Al trabajar con editoriales independientes, he tenido la suerte de contar con una gran libertad a la hora de concebir mis libros de una forma abiertamente accesible. D/deaf and Disabled Poets Write Back es una antología que escribí junto a Sandra Alland y Daniel Sluman donde insistimos en esta idea del acceso como traducción. Este libro fue la primera antología editada enteramente por personas con diversidad funcional en el Reino Unido, al igual que lo eran todas las personas que contribuyeron con texto y obra. En la mitad del libro, introdujimos una serie de pliegos con fotogramas de películas que estaban disponibles en internet, con la opción de verlas en lengua de signos británica o subtítulos, mientras que, debajo de los poemas, metimos enlaces a grabaciones de todos los y las poetas leyendo sus obras en voz alta. Quisimos abordar el acceso como traducción y como arte, evidenciando mi idea de que el acceso puede ser generativo, puesto que no solo permites que personas con diversidad funcional puedan disfrutar del libro, sino que además estás tomando decisiones artísticas en cuanto a las realidades subjetivas que debes traducir e interpretar.

ED: [Molekuler] es el título del proyecto que has desarrollado recientemente con el apoyo de la Wellcome Collection, que consiste en cinco ilustraciones y poemas que exploran y problematizan la noción de lo que está escondido y lo que se hace visible a raíz de la pandemia de la COVID-19. ¿Cómo tratas esta noción de lo no visible en el proyecto? Los poemas han sido concebidos como pies de foto de las imágenes, describiendo las múltiples capas que cada ilustración esconde, ¿podrías profundizar en este interés por el acceso como una herramienta artística?

KB: Durante el último año creé cinco ilustraciones digitales a gran escala. Los collages presentan una combinación de mis propias ilustraciones con imágenes de cómo la prensa ha retratado la pandemia. Las cinco obras se llaman: “vacuna, sangre, paño de máscara, tierra y papel moneda”. En esta línea de entretejer el acceso en mi práctica, en lugar de poner pies de foto convencionales, escribí poemas que describieran lo que era cada collage. Desde el principio, quise trabajar con la noción de aquello que no se ve en relación con la pandemia porque, a lo largo del último año y medio, la gente se ha estado refiriendo a lo “escondidas” o poco visibles que han sido las muertes de personas con diversidad funcional por la COVID-19. Sin embargo, la realidad es que más del 60% de los fallecimientos producidos por la pandemia han sido de personas con diversidad funcional. Además, las mujeres con diversidad funcional tienen once veces más probabilidades de fallecer por COVID-19. No cabe duda de que esto es producto de los recortes del gobierno en sanidad y del maltrato institucional que sufren las personas con diversidad funcional. Para nuestra comunidad, estas muertes no están escondidas, sino que se trata de un genocidio. Otras personas pensarán que las muertes han sido ocultadas por los medios de comunicación, de ahí mi uso de imágenes sacadas de las noticias en las ilustraciones.

ED: Recientemente has realizado otro proyecto en Delfina Foundation que te ha permitido trabajar en archivos británicos y sus vínculos con Indonesia y el Sudeste Asiático. ¿Podrías hablarnos un poco más acerca de la investigación que esta residencia ha posibilitado? ¿Cómo crees que el acceso y la diversidad funcional son leídos en archivos y colecciones históricas?

KB: Mi residencia como artista asociada en Delfina Foundation forma parte de su programa Coleccionismo como práctica, que examina archivos y colecciones históricas. En este marco quise poner el foco sobre los artefactos y materiales de archivo provenientes de Indonesia, leyéndolos desde la perspectiva de “justicia por la diversidad funcional” que os comentaba al inicio de la conversación. La “justicia por la diversidad funcional” es un término creado por Sins Invalid, un colectivo norteamericano queercrip y racializado. En este sentido, mi intención era expandirlo a diferentes contextos de Indonesia. El proyecto se encuentra en fase de investigación. En estos momentos estoy realizando ilustraciones para incluir en el libro. Poca gente sabe que el Reino Unido colonizó Indonesia. Es común que la gente piense que solo se trató de los Países Bajos. Quería por tanto ampliar la conversación en torno a la colonialidad, ya que me di cuenta de que la situación era mucho más compleja de lo que pudiera parecer a simple vista. La ocupación británica de la tierra indonesia trajo consigo el robo de muchos artefactos, que actualmente se hallan en los depósitos del British Museum, entre otros, donde se conservan alrededor de once mil objetos. Durante la primera mitad del proyecto, he conversado con distintos miembros de departamentos de comisariado de colecciones del país y me he dado cuenta de que algunos ni siquiera saben que hay obras indonesias en sus colecciones.

La mayor parte de los archivos indonesios del British Museum no están en exposición sino en sus depósitos, por lo que el público no puede verlos. Las personas que suelen defender la permanencia de artefactos robados suelen argumentar que en sus museos las obras estarán disponibles al gran público, pero sin duda resulta muy difícil para el indonesio medio viajar hasta Londres para ver dichas obras. Además, ¿quién las va a disfrutar si no están expuestas? También estoy reflexionando sobre la ética de los archivos digitales porque, por ejemplo, el British Museum ha estado digitalizando los archivos provenientes de Indonesia, para que puedan estudiarse en universidades del país, pero no obstante los artefactos siguen siendo propiedad del museo, por lo que no existe un acceso total.

Mi experiencia con estos archivos me ha enseñado que no se puede intentar encontrar a “los artistas con diversidad funcional” de la historia, sino que existe una posibilidad real de que algunas de las personas que crearon estos artefactos lo fueran. A modo de conclusión preliminar de mi trabajo con el archivo, podría decir que trato de reconocer y visibilizar el hecho de que probablemente nunca lleguemos a saber cuántos artistas con diversidad funcional hubo, pero debemos entender que hay siempre una posibilidad de que los haya.

EC: Anteriormente a estos proyectos relacionados con el archivo y las colecciones, ya habías trabajado con figuras históricas. Annah: Infinite es un proyecto de largo recorrido en el que exploras las múltiples historias e incógnitas acerca de la joven que protagoniza el cuadro Annah la javanesa, pintado por el francés Paul Gauguin en 1893. ¿Podrías contarnos cómo conociste a Annah? Sobre este proyecto mencionas que trataste de narrar su historia desde una perspectiva crip, ¿qué significa esto?

KB: Descubrí el cuadro de Gauguin en 2011 cuando estaba sufriendo experiencias terribles en lo referente a la salud y la diversidad funcional. En ese momento me encontraba recorriendo hospitales en los que nadie sabía diagnosticarme o me creía. Fue particularmente difícil y, por ello, al ver la pintura me pregunté: ¿estará sufriendo la joven del cuadro también? Porque existe una posibilidad real de que estuviera en una posición extrema, ya que vivía con Gauguin del que había evidencias de abuso a mujeres y menores de edad.

En este momento, empecé a escribir relatos que usaban la ficción especulativa para ahondar en la vida de Annah, con personajes que se llamaban como ella y respondían a varios de los elementos que fui encontrando en los archivos. Finalmente escribí un libro, donde entremezclaba la ciencia ficción con motivos de no ficción. Durante este proceso de investigación, me di cuenta de que la ficción ya estaba presente en los materiales de archivo que encontraba, porque en los libros y artículos que leía acerca del cuadro, escritos todos por personas blancas, se describe la etnia de Annah de forma distinta. Por poner un ejemplo, una sola búsqueda de su nombre en internet revela una gran cantidad de rostros diferentes. Su etnia pasaba de javanesa, a polinesia, cingalesa, malaya, mitad neerlandesa, mitad indonesia, etc. En definitiva, Annah ha sido un producto de la ficción y especulación de historiadores del arte. Los autores de estos textos detallaban cada aspecto de la vida de Gauguin, pero ninguno se centraba en la joven, ignorando el hecho de estar manejando información incorrecta sobre su vida. Cuando intentaba encontrar “Annah la javanesa” en el buscador de la biblioteca de la Tate, no aparecían resultados. Pero, tecleando “joven polinesia”, salía una entrada de Annah. A lo largo de la investigación, llegué a mencionar públicamente este error en la Tate Modern, y hasta día de hoy no han cambiado la entrada. Una vez, dos artistas cogieron la imagen de Annah para una investigación sobre mujeres polinesias, lo cual manifiesta lo peligroso que resulta este error en la identificación de las obras, ya que se están generando narrativas falsas sobre estas historias.

El término crip alude a la inclusión de una perspectiva de diversidad funcional para la percepción y la reflexión en torno al mundo. Siempre hay una posibilidad de que Annah fuera una persona con diversidad funcional porque siempre existe la posibilidad de que cualquier persona lo sea, especialmente en el caso de una joven en esa posición de vulnerabilidad. ¿Cómo cambia la narrativa en torno a Annah si la pensamos desde la diversidad funcional? ¿Y cómo afectaría esto a nuestra percepción de Gauguin? Pienso en estos archivos como espacios de posibilidad para la diversidad funcional. Al estudiar esta pintura, me percaté de lo anclado que está el capacitismo hacia las personas racializadas (especialmente hacia las mujeres y personas no binarias) en la cultura visual de occidente, hasta el punto de percibirnos como incapaces de tener dolor. Muchas personas racializadas y con diversidad funcional han vivido experiencias como las mías de no ser creídos por los profesionales de la salud, ya que no les han enseñado a leernos como capaces de tener dolor. Creo firmemente que siempre existe la posibilidad del dolor en cada imagen, puesto que las personas con diversidad funcional han estado escondiendo la enfermedad a lo largo de la historia, para sobrevivir y ser más “apropiadas” para la vida capitalista.

EC: En 2014 trabajaste con un grupo de mujeres de Bori, localidad de Rajastán (India) produciendo 12 Acres Project, el resultado de la grabación de un álbum que contenía sus canciones recitadas en una lengua oral y en extinción. Además de las canciones, realizaste tres libros de ilustraciones para representar visualmente este legado oral, y hacerlo accesible para personas no oyentes. Este proyecto manifiesta algunos de los aspectos más característicos de tu trabajo: abordar la diversidad funcional y el acceso a través del arte.

KB: No podría haber completado este proyecto sin la ayuda de muchas personas. Como parte de la residencia Sandarbh’s Phase 2, trabajé con un grupo de mujeres de Bori que se reunían en torno a una serie de canciones recitadas en wagdi, una lengua oral en extinción que yo no conocía, por lo que necesité mucha ayuda. Estas mujeres cantaban historias feministas que una de ellas, Santia Patidar, no podía entender, ya que es una persona no oyente. Nunca le habían traducido las letras de las canciones, por lo que decidí que debía traducirlas para Santia. Grabamos las canciones en un estudio y como resultado salió un álbum titulado 12 Acres.

Como he realizado en otros trabajos, quería ilustrar las canciones, por lo que proyecté tres libretos con solo ilustraciones, ya que Santia no se comunica con texto. Cuando digo que el acceso es generativo me refiero a momentos como la presentación del proyecto en Bori. Durante el día vimos que los niños estaban disfrutando de los libretos de ilustraciones, ya que al no hablar wagdi es su única forma de entender el contenido de las canciones. Originalmente, las ilustraciones iban dirigidas a las personas no oyentes, pero nunca sabes a quién das acceso a las cosas, en este caso también a los niños y maridos que no entendían la lengua (a parte de algunos ancianos, las mujeres son las únicas que hablan wagdi).

Si pensamos en el acceso como algo generativo, pueden crearse nuevos tipos de obras de arte. Mi libro Indigenous Species fue concebido originalmente como un monólogo para ser representado al vivo. Estaba realizando una residencia en Australia y me encargaron escribir un poema sobre animales, por lo que, pensando en las formas en que mi performance pudiese ser accesible, hice este libro. Y ahora, cada vez que recito los poemas, cuento con las ilustraciones y texto detrás de mí.

Para más información sobre el trabajo de Khairani Barokka:
http://www.khairanibarokka.com/projects
https://ninearchespress.com/publications/poetry-collections/ultimatum-orangutan.html
https://soundcloud.com/user-132635311/01-12-acres