Desde el 27 de junio de al 31 de julio de 2024
The RYDER
Ficción humana
Estas palabras que lees podían haber sido concebidas por una inteligencia artificial. Es algo que nunca sabrás aunque probablemente tampoco te sorprendería descubrirlo. Escribir, generar imágenes y muchas de esas habilidades creativas que solíamos considerar propias de los humanos se han vuelto, casi sin darnos cuenta, en actividades posibles para otras agencias que, aunque están hechas por y para los humanos, aún no sabemos muy bien cómo definir. Estas nuevas formas de existencia abren espacios en la realidad que antes sólo podíamos imaginar en la ficción, haciendo real un ahora en el que los robots, los algoritmos y las inteligencias artificiales se impregnan en nuestra existencia y la condicionan generando así una pregunta pertinente ¿dónde se encuentran hoy los contornos de lo humano?
La Ilustración nos dejó una Declaración Universal de los Derechos Humanos que, durante más de un siglo, se encargó de acotar estos contornos; sin embargo mujeres, niños o personas racializadas no estaban incluidas en esta definición. El concepto de «humano» siempre ha estado cargado de relaciones de poder, exclusión e inclusión y nunca ha sido un término neutral ni completamente inclusivo, por este motivo siempre ha estado en expansión, en debate e incluso en lucha. Hoy en día los avances tecnológicos han puesto en el presente unas formas de humanidad que dependen totalmente de la tecnología y que invitan a muchos otros agentes a colaborar con esta definición. Como dicen pensadoras como Rosie Braidiotti, estamos en el momento de repensar los parámetros de nuestra humanidad y eso nos plantea posibilidades fascinantes. Sin embargo, nuestros valores, nuestras representaciones y nuestras formas de comprender, todavía están atadas a concepciones antiguas del ser humano. Tenemos que ser valientes, nos comenta Braidiotti, y discutir conjuntamente, de forma democrática y crítica, en qué queremos convertirnos. Qué somos capaces de devenir.
Ficción Humana presenta el trabajo de tres artistas que, a través de sus prácticas, imaginan una humanidad en expansión y reconfiguración, colaborando con la tecnología, la ciencia ficción y los saberes ancestrales. Estos artistas traen al presente las narrativas que alguna vez pertenecieron al futuro, invitándonos a participar con estas agencias para imaginar un nuevo paradigma humano.
El trabajo de Patricia Domínguez se caracteriza por su enfoque en la etnobotánica experimental y las prácticas de sanación y bienestar. Su investigación explora las relaciones entre diversas especies en un mundo cada vez más influenciado por lo corporativo, donde las distinciones entre lo humano y lo no humano se vuelven menos claras. En sus acuarelas de ensueño, Domínguez crea mundos animados tecnológicamente donde humanos, plantas, animales y objetos se comunican sin barreras. Estas obras, que surgen de una residencia en el CERN ( Centro Europeo de Investigación Nuclear), buscan ofrecer nuevas posibilidades de transformación, rompiendo con las interpretaciones convencionales y sugiriendo nuevas perspectivas sobre las relaciones entre los seres vivos y su entorno.
En The Terrarium (2020), el artista Shezad Dawood transporta a la audiencia 300 años hacia el futuro, a través de un mecanismo de realidad virtual en el que el visitante se sumerge. En esta ficción, el 90% de la superficie terrestre está cubierta de agua y el protagonista se ha transformado en un cefalópodo híbrido que explora las profundidades del mar. Dawood fusiona la predicción científica con la ciencia ficción para imaginar un futuro en el que las costas del Báltico y de Kent están conectadas y son víctimas de la colonización extractiva del espacio exterior. Este viaje ficticio explora las repercusiones del cambio climático en nuestros ecosistemas marinos y las consecuencias del aumento del nivel del mar para todas las formas de vida.
Uncanny Valley (2019) de Karlos Gil es una película de ciencia ficción distópica que aborda la relación entre máquinas y humanos a partir del encuentro entre un androide y su doble. Para esta película, Gil trabajó con el Ishiguro Laboratory en Osaka, uno de los centros de investigación más avanzados en el desarrollo de la robótica y el estudio de la relación entre humanos y androides. También colaboró con los ATR Laboratories en Kioto y el Museo Miraikan en Tokio. Esta colaboración entre el artista y los principales especialistas en robótica permitió un encuentro cara a cara entre una actriz humana y una actriz androide. En este vídeo, que bebe de la estética del cine de ciencia ficción, la comunicación entre diferentes formas de inteligencia produce un espacio inquietante en el que se crea una empatía inesperada entre un ente artificial, que anhela ser humano, y una humana cada vez más distanciada de esa idea de humanidad que solía definirla. Las dos se buscan y nos hacen dudar sobre con cual debemos identificarnos ¿con una máquina que se comporta como un supuesto humano, o con una humana que no entiende su realidad sin las máquinas?
Esta relación entre el humano, la máquina y las formas en las que estas se narran, se refleja también en sus tapices Stay Gold (2015 – ongoing). En ellos, Gil utiliza una versión contemporánea de la técnica de reproducción textil automatizada de Jacquard, creada en 1801. Esta técnica, que se basaba en las tarjetas perforadas para trazar patrones en la tela, fué la precursora de lo que hoy conocemos como computación. Gil reproduce en estos tapices dibujos de mundos oníricos que él mismo crea y que, al pasar por este proceso de producción textil, se convierten en imágenes abstractas, modificadas por una máquina que realiza una tarea tan humana como tejer. La trama del tejido difumina el dibujo generando un encuentro de materiales y técnicas en el que no sabemos muy bien quién cuenta la historia y qué se representa.
Como decíamos al principio, nunca sabrás si este texto es producto de una serie de algoritmos que, basados en las preferencias y elecciones humanas, redactan lo que creen que necesitas o si, por el contrario, han sido escritas por un humano que piensa sobre máquinas. Sin embargo, es en esa confusión donde esta configuración de obras y artistas opera y donde esta exposición aspira a situarse. Habitar esa inquietud es la que nos permite, como nos dice Braidiotti, imaginar formas de humanidad inesperadas y tal vez revolucionarias. No es importante saber quién escribió esto, lo más probable es que haya nacido de mil colaboraciones entre un cuerpo y un teclado, entre una mente y una inteligencia artificial, las mismas colaboraciones que te han traído aquí a través de google maps y que te sugerirá tu siguiente destino, las mismas que viven contigo día a día y que te hacen ser humano.