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INTERCAMBIO
Acciones para el cuidado de la huerta de Valencia, La Taula per la Partida

Integrantes de la Taula per la Partida analizan los modos de trabajo que han desarrollado colectivamente con el objetivo de mejorar y generar nuevas prácticas en torno a la huerta de Campanar-Benimàmet.
Grabación del documental de les Espigolaores en casa de Milagros y Juanito, Partida de Dalt, Campanar, 2016.
(Denver, 1944). Profesora emérita distinguida del programa de Historia…
Fabrizio Terranova. (Italia, 1971). Director de cine, activista,…

INTERCAMBIO

L’Horta de Campanar-Benimàmet es una zona de huerta ubicada entre estos dos barrios de Valencia y rodeada al mismo tiempo por algunos municipios como Burjassot, Paterna o Mislata. Es un área periférica situada en el extremo noroeste de la ciudad, y abastece 36 hectáreas de cultivo. Actualmente conserva una notoria actividad agrícola, especialmente en su extremo sur. Esto ha generado un paisaje caracterizado por la actividad y la poca presencia de campos perdidos, con más de una docena de labradores en activo. La huerta de la Partida de Dalt goza de una ubicación estratégica, situándose al final del Parque de Cabecera y sirviendo como conector verde con el Parque Natural del Río Turia. Por tanto hay que entenderla como una prolongación de los potenciales ambientales y culturales de estos recursos naturales. Finalmente hay que tener en cuenta que esta zona de la huerta reúne un buen número de bienes patrimoniales naturales como el Molí des Frares o el conjunto de alquerías de la Gambera. También se puede encontrar l’Assud viejo de Rascanya. De hecho la huerta de Campanar-Benimàmet posee la particularidad de ser regada por las tres acequias madre de la huerta de Valencia: Rascanya, Mestalla i Tormos.

La Taula per la Partida, formada a principios del 2015, está compuesta por una red de entidades, vecinos y vecinas que tienen como objetivo dinamizar, mejorar y generar nuevas prácticas en torno a la huerta de Campanar-Benimàmet en Valencia. Asisten a esta conversación cuatro agrupaciones de diversa índole: Pep Benlloch y Rafa Ibáñez, presidente y vicepresidente de la asociación de vecinos y vecinas de Campanar (de ahora en adelante AVC); Tere de la Fuente y Alba Herrero en representación de les Espigolaores (LE), un colectivo que trabaja para la recuperación de la memoria oral de las mujeres de la huerta; Lluís Benlloch en representación de La Dula (LD), un estudio de sociología especializado en participación ciudadana; y Marina Bartual en representación del colectivo de vecinos y vecinas del Pouet (MB). Otros colectivos que la forman son Fundación por la Justicia, asociación de jóvenes de Campanar, Els Socarrats (Colla de Dimonis de Campanar), Per l’horta y asociación de vecinos y vecinas de Benimàmet.

Integrantes de la Taula per la Partida analizan los modos de trabajo que han desarrollado colectivamente con el objetivo de mejorar y generar nuevas prácticas en torno a la huerta de Campanar-Benimàmet.

Editorial Concreta: Para este número de la revista Concreta nos interesaba trabajar a partir de algunas ideas relacionadas con los cuidados que es el eje en torno al cual se articula nuestro nuevo número. Pero antes de comenzar quisiéramos que nos situarais y nos contarais como y por qué surge esta Taula per la Partida (Mesa por la Partida). Asociaciones de vecinos y vecinas, agricultores, un estudio de sociología, un grupo de antropólogas feministas, la administración…

AVC: Bueno pues la idea surgió en esta misma mesa (una casa en Campanar donde se lleva a cabo esta conversación). La asociación de vecinos y vecinas de Campanar había promovido unos paseos fotográficos el año 2012 con motivo de sus fiestas patronales y al año siguiente pensamos que podríamos trabajar sobre la cuestión urbana, sobre el territorio. Contactamos con el estudio de sociología La Dula y con la arquitecta Inés García Clariana y su grupo de estudiantes de la Universidad Europea de Valencia, a los que les interesaba hacer un proyecto en Campanar. Como ya se había trabajado mucho desde el punto de vista arquitectónico sobre el casco histórico de Campanar parecía que era un poco redundante. Y en aquella conversación en el año 2013 se planteó hacer un trabajo desde el punto de vista del urbanismo, de la integración de la ciudad y la huerta, de cómo se podía planificar o cómo se podía estudiar la transición entre la ciudad dura y la huerta. Inés estaba trabajando con un grupo de estudiantes de la universidad de Chiba en Tokio y les pareció buena idea. De ese proyecto surgieron muchas iniciativas, como proyecto urbanístico y de arquitectura tenía su marco y se terminó en sí mismo, pero la asociación de vecinos y La Dula pensamos que era un proyecto que tenía que ir más allá del urbanismo, que tenía que implicar a las personas, al barrio, a la sociedad. A partir de ahí, surge la idea de hacer un proyecto sobre la Partida de Dalt, un espacio de huerta que tenemos aquí mismo, al lado, que es huerta en primer lugar pero que es huerta en la ciudad y por lo tanto ese diálogo huerta-ciudad había que enmarcarlo desde el punto de vista urbanístico pero también social, cultural, histórico, patrimonial, etc. Hay que recordar que en esta época, 2013-2014, el gobierno municipal era el gobierno del Partido Popular y lo que había era una amenaza directa y real de unos planes de urbanización de la huerta: nos querían alicatar la Partida de Dalt de arriba a abajo, meterle una autopista por medio y prácticamente hacerlo todo urbanizable.

EC: Y ahí comienza también un proceso de participación que pretendía definir modos de acercarse y de actuar sobre ese paisaje natural, humano y cultural que es la Partida.

LD: Los talleres participativos ya se habían hecho en paralelo en el año 2013 y lo que yo creo es que ahí hubo un contexto de oportunidad, se hizo un dossier de propuestas para la Partida de Dalt con una serie de líneas de trabajo, etc. Esto quedó un poco ahí en standby, se presentó a los diferentes partidos del ayuntamiento, pero quedó un poco parado. Unos meses más tarde, en toda la lucha contra el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), de repente empieza a tener una gran visibilidad: salió una doble página en el periódico Levante, incluyendo información de los talleres y el dossier sobre la Partida de Dalt, fue portada de otro periódico, las Provincias, aquel «Lechugas contra el urbanismo» y dijimos: «Bueno, pues vamos a mampendre (emprender) esto, vamos a hacer algo con ello, ¿no?», y es cuando nos volvemos a ver. Y pienso que es también por esa lógica, por ese contexto de oportunidad, por lo que se fue sumando gente. Empezó un movimiento y una movilización: Asociación de Campanar, La Dula, poco después aparece la Fundación por la Justicia, les Espigolaores, Per l’Horta, al tiempo vino Marina Bartual del Colectivo del Pouet, se suma la Asamblea de Joves… Aquello se empieza a mover y ha seguido hasta hoy pues a la última reunión vinieron grupos scouts, nuevos vecinos y la gente de Benimàmet.

EC: ¿Y es ahí dónde se forma la Taula per la Partida?

LD: Ahí es donde se forma, sí. Adopta ese nombre, Taula per la Partida en ese momento, en el marco de la movilización contra el Plan General de Ordenación Urbana.

AVC: Sí, porque ya no se trataba de la asociación de vecinos y vecinas, otros colectivos se habían incorporado y pensamos que era más lógico que surgiera una plataforma nueva que agrupara a todo el mundo y que nadie capitalizara lo que era la acción sobre la Partida.

EC: Bueno, a nosotras nos interesa también saber cómo se hace ese trabajo colectivo, un trabajo micropolítico pero que también ha recibido un impulso por el cambio en el gobierno municipal y regional. Un trabajo que abre un espacio de experimentación y que no se opone de manera frontal a la administración, sino que desarrolla su propio modo de existencia, en paralelo. Cuando se suman las Espigolaores se plantean también otros conceptos de herencia y transmisión que son muy importantes para esta cuestión de cómo hacer que lo que nos ha llegado se mantenga, se cuide y se repare si es necesario, no solo en lo referido a las culturas materiales sino también a los saberes inmateriales. Un empeño pragmático, de trabajar con lo que hay para abrir otros espacios posibles de sociabilidad.

LE: Sí, empezamos a a trabajar hace tres años y llevamos dos en Campanar. Al principio teníamos una idea de mujer, huerta, trabajo un poco vaga y difusa, éramos muchas personas. Poco a poco se va concretando ese proceso y gracias a Pep y a Rafa, de la asociación, a Marina, del colectivo del Pouet, y a mucha gente que nos dio contactos de mujeres que podíamos ir a conocer, a entrevistar, a charlar con ellas, pues acabamos centrándonos en Campanar, la Partida de Dalt y la Partida del Pouet. Al principio teníamos la idea de hacer un documental, porque nos parecía interesante que lo que estábamos escuchando, aprendiendo nosotras, lo pudiéramos compartir pero también pensamos: «vamos a presentarnos, vamos a ver si a la gente le apetece contarnos cosas, si este proyecto les interesa, si esto tiene sentido también para ellas, no solo para nosotras». Y bueno, hemos tenido la suerte de que a muchas sí se lo ha parecido.

Respecto a la cuestión del cuidado podemos hablar de tres ramas: la primera es el cuidado hacia las mujeres, que ha sido un proceso central ya que nos parecía importante conseguir transmitirles a ellas que para nosotras era un regalo lo que nos hacían y que su vida. Su experiencia, sus historias, formaban parte de algo que nos parecía era más grande y que por eso teníamos esa intención y esa insistencia en que nos lo contaran y en compartirlo, pero que ellas se sintieran parte de eso. La segunda rama del cuidado, que para nosotras es fundamental, es el colectivo, el cuidado de las propias personas del colectivo, en todas las etapas. Compartir aprendizajes pero también entender la situación personal de cada una, los ritmos, los tiempos, las posibilidades, y entre todas hacer equipo, en un sentido muy fuerte y muy íntimo. Y luego la última de las ramas, —yo diría que la que nos trajo a Campanar, en ese momento de movilización del que ya se ha hablado— es que nos interesaba centrarnos en las mujeres, porque como ya sabemos son las grandes invisibles de la historia, en general, pero también de territorios concretos, que pensábamos, sentíamos y veíamos estaban siendo amenazados por toda la cuestión de especulación urbanística. Es decir, una cierta dimensión territorial del cuidado. Pensar que la huerta es importante y que hay que prestar atención a lo que existe y a lo que puede seguir existiendo, centrándonos en ese momento; en la memoria, en el cuidado de la herencia y de la transmisión. El formato audiovisual nos permitía esa transmisión, poder hacerlo fácil, pues a veces nos encerramos en experiencias más académicas o de escritura que no hablan a mucha gente y que tienen menos repercusión.

Una de las mejores partes de ese proceso es que a esas mujeres ya no les daba igual lo que habíamos hecho y si en un primer momento no querían que las grabáramos —querían contarnos su historia pero que no las grabáramos—, han terminado aceptándolo, cuando han visto lo que estaban sacando: que esas eran ellas, que estaban encontrándose con una parte de ellas que a muchas les sonroja pero en el buen sentido, y todo con una merienda compartida la mayoría de las veces.

EC: Nos interesan esas aproximaciones a esas formas de pensar y conocer, esos procesos colectivos que efectivamente requieren de cuidado y que plantean un pensar con y un pensar para: pensar con las mujeres, para las mujeres, pensar entre vosotras. Nos gustaría conocer un poco más acerca del colectivo del Pouet, un colectivo que ha sufrido el desalojo de sus tierras, que ha vivido momentos de maltrato sobre su territorio, sobre los contextos y sobre las personas. ¿Cómo se integra en la Taula per la Partida? Pues más allá de mantener viva la memoria, nos parece que implica también un cuidado y una reparación sobre ella.

MB: Bueno, yo primero quiero contar cómo he llegado al colectivo porque fue de casualidad. Yo me había criado en el Pouet, que es una partida que pertenece al antiguo pueblo de Campanar, estuve viviendo ahí unos diez años, hasta que nos expropiaron. Después he vivido en otros sitios y ahora he vuelto a vivir en el barrio y entonces, a través de una amiga que no es ni del barrio me llegó la noticia de que en Campanar se iba a hacer una asamblea para hablar sobre la integración de la huerta en el pueblo y yo, que he vivido en la huerta de Campanar y lo que más me interesa es preservar lo que queda de ella, pensé que no podía faltar a este encuentro. Y entonces vi la manera de trabajar en el proceso de participación, para extraer nuestras opiniones, los problemas que veíamos en la zona, las sugerencias, cómo y a quién podíamos dirigir nuestras peticiones. Al ver esa manera de trabajar me enamoré de ellos enseguida y participé en unas cuantas de estas asambleas hasta que como se ha dicho, se dejó un poco apartado el proyecto. Pasado el tiempo me llamaron, y no dudé en volver.

Para mí participar en la Taula per la Partida es una experiencia fantástica, les estoy muy agradecida porque me resultaba increíble que hubiera un conjunto de personas, algunos del barrio, otros no, que estuvieran interesados en una cosa que a mí me importa tanto, que tiene que ver con el paisaje que yo he visto siempre y con mis orígenes, con mis raíces. La calidad humana que desprende cada parte del colectivo le da mucho sentido al trabajo que desarrollamos. Concretamente colaborando
con les Espigolaores me he sentido muy acogida y he podido recordar aquella sensación que teníamos cuando estábamos en el Pouet luchando porque no fuéramos expropiados. Éramos el colectivo Salvem el Pouet, y recuerdo que venía gente y nos escuchaba y trataba de ayudarnos, cada uno con sus mecanismos, desde instancias políticas, otros desde los movimientos sociales, personas anónimas… gente que venía, se sentaba con nosotros, nos escuchaba, nos acompañaba y a nosotros eso nos hacía mucho bien; así que conocer a este colectivo para mí es una cosa muy importante en la actualidad, en mi vida.

Les Espigolaores me pidieron si les podía poner en contacto con alguna mujer del Pouet, que se hubiese dedicado a la tierra y por supuesto que yo podía hacer eso y bueno, la manera de relacionarse de que han hablado, es la misma que aplican con las señoras a las que entrevistan y las tratan con sumo cuidado, desarrollan una gran empatía. Yo veo cómo se acercan a las mujeres, cómo les hablan, la merienda que les llevan, la paciencia con la que les tratan… porque claro, las mujeres de pronto se ven que hay unas chicas que las quieren entrevistar y además las quieren entrevistar con formato audiovisual para un proyecto que ellas no entienden muy bien. Ellas me dicen: «¿Pero esto es porque es un trabajo para la universidad o qué es?, ¿de qué trabajan estas chicas?», y la verdad es que no sé muy bien cómo contestarles para que me entiendan.

EC: Pero al final contribuyen…

MB: Además contribuyen encantadas, porque se enamoran de ellas en la primera entrevista. Yo veo que en la primera entrevista no van con la pretensión final, sino que les van contando que están muy interesadas en saber la práctica de su día a día, cuando vivían en la huerta y trabajaban en la huerta, y también las actividades que desarrollaban en casa… Entonces ellas, como que se sienten muy cómodas en este entorno y se prestan enseguida a hablar, a contarles su experiencia. Además con cierto orgullo, porque ven valorizado este trabajo que han estado haciendo de manera natural, espontánea.

EC: Parece que la Taula per la Partida ha desarrollado su propia máquina de pensar a partir del colectivo que se ha creado y que no está cerrado; y ese modo de pensar, de conocer, de descubrir, de abrir intersticios permite elaborar prácticas divergentes que preservan un potencial político. El análisis de las situaciones se plantea como un cuidado de lo posible, frente a las planificaciones abstractas de la agenda política o los marcos de sentido impuestos por la academia. Trabajáis sobre lo dado, sobre lo que ya existe y sobre todo de forma no colonizadora, en un proceso abierto.

LD: No sé cómo lo veréis, pero a mí me da la sensación de que no sé si consciente o inconscientemente la Taula per la Partida está un poco en la oleada de movilizaciones del 15-M y voy a explicar por qué: porque antes la gente se movilizada con sus iguales, uno estaba con su colectivo de autónomos, con su colectivo de independentistas, con la asociación de vecinos, etc. y el 15-M provoca una ruptura y se empiezan a crear espacios mucho más diversos pero que comparten algo. Creo que es lo que pasa en la Taula per la Partida. Aquí somos mucha gente que en general podemos pensar de forma diferente sobre muchas cosas, dentro de unos marcos más o menos comunes, y aunque nos podemos adscribir a muchas corrientes diferentes, compartimos claramente una mirada y un proyecto hacia la huerta y una lucha por ella. Y ahí también hay disensos, cosas con las que no estamos de acuerdo, pero es un marco que nos permite trabajar. Quizá si nos viésemos en otras cosas disentiríamos mucho más, pero yo creo que eso es algo interesante que pasa en la Taula per la Partida.

EC: Bueno, disentir es parte del cuidado de las cosas: un conocimiento y un compromiso colectivo se construye también a partir del disenso.

LD: Sí, eso es una cosa que a mí me parece muy interesante, y que lo veo cada vez más claro cuando pienso en la Taula per la Partida; el otro día vinieron dos grupos scouts, vinieron vecinos y vecinas nuevas de Campanar que querían asistir a la Taula y les decíamos: «Mirad, esto es un poco una taula (mesa) que se va haciendo con la gente que viene y que tiene sus proyectos, y bueno, en base un poco a eso la Taula va por ahí».

Con las Espigolaores y el tema de la memoria del Pouet se ve claramente, porque son dos temas que si nos remontamos al origen, a los talleres participativos y a las líneas de trabajo que salen de aquellos talleres, no estaban muy presentes, pero conforme ha ido avanzando la Taula se ha ido uniendo gente y ha ido proponiendo iniciativas, y yo creo que toda la experiencia conjunta ha ido acogiendo y enriqueciéndose de esas experiencias que han llegado, hasta el punto de que hoy la memoria de las mujeres y la injusticia del papel de la mujer en la huerta es algo asumido por toda la Taula. La cuestión del Pouet, bueno, yo creo que el Pouet ya todos los que estamos en la Taula sentimos algo especial hacia el Pouet, y eso es algo que yo no encuentro en todos los colectivos o redes de colectivos en los que he estado o estoy, es decir, el enriquecerse en el camino de los proyectos que van llegando.

EC: Es muy interesante como la Taula, como decíais al principio, ha ido acogiendo colectivos y nuevas personas y ha ido sumando sujetos y problemáticas a ese pensar con y pensar para, generando procesos de empatía e identificación muy fuertes como señalaba Marina, del colectivo del Pouet.

LE: El otro día una amiga me preguntaba que si ninguna éramos de Campanar o del Pouet, por qué estábamos tan metidas en el tema. Pero es que cuando hemos conocido a estas mujeres y hemos charlado tanto con ellas y nos han contado de una manera tan especial su vida en lo que era el Pouet o la Partida o Campanar y todo el sufrimiento que han pasado, y también las cosas buenas, al final sentíamos que teníamos una deuda, que éramos partícipes de esa lucha y que teníamos que continuarla. No somos de aquí ni somos del Pouet pero, cada vez que leemos una noticia de las alquerías o de cualquier cosa que está pasando aquí nos atraviesa de una manera sobrehumana. Como cuando les concedieron el premio de Ilustres del Distrito, algo muy simbólico y muy pequeño pero que nos contagió, pues al final fue como una propuesta de la Taula, de todas las personas que están en la Taula, porque Marina nos ha contagiado la necesidad de defender y de visibilizar todo el conflicto del Pouet.

MB: Sí, yo considero que la Declaración de Ilustres del Distrito es uno de nuestros éxitos, un éxito dentro de la Taula per la Partida, porque sin duda ha contribuido a hacer visible elPouetyesporesoquesenoshadadoel reconocimiento. Lo celebramos con una merienda para juntarnos todas las personas que habíamos vivido en el Pouet, porque muchas se han desvinculado por motivos también emocionales y en esta merienda acudimos todos y la Taula per la Partida fue muy bien recibida, porque ya nos conocen los labradores, las mujeres entrevistadas que estaban allí, porque la Taula está muy integrada…

EC: Pensamos que parte de ese pensar juntos y de luchar juntos que ha conseguido esta Taula plantea una cohesión muy fuerte. Un intersticio desde el que plantear acciones localizadas, específicas y afectivas no determinadas por ningún modelo ejemplar. Sois interlocutores necesarios en la defensa de la huerta y tenéis una presencia muy importante. Actualmente se plantean nuevos retos, estáis trabajando con la administración y con el tejido productivo, con los agricultores.

AVC: Yo creo que un tema muy importante es que desde el principio de los primeros talleres participativos no se pusieron límites a las acciones que íbamos a hacer, es decir, se iban sumando acciones, se iban haciendo propuestas y todas las propuestas que venían de los que estábamos, de los que llegaban, se admitían. Creo que esas diferentes caras del proyecto que poco a poco se iban sumando procuraban el cuidado de diversos aspectos de lo que es la Partida de Dalt; es decir, desde que fuese un parque agrícola al tema de la apreciación y estudio de la cultura del agua, la cuestión del pasado, de la memoria oral o del patrimonio arquitectónico y si llegaba otra cosa, pues también se tendría en cuenta, por ejemplo qué pueden hacer los scouts para inculcar a los niños el tema de el cuidado de la huerta. Esa apertura a nuevas propuestas en torno a la preservación de la Partida en todos sus aspectos ha sido el éxito del proyecto. Y paradójicamente la Partida como espacio de huerta, y otros muchos espacios de huerta en la ciudad, habían recibido o habían sido objeto del trabajo de colectivos, pero muchas veces olvidándose del protagonista esencial de la huerta, que es el agricultor, el llaurador.

En la Taula per la Partida se tuvo claro desde el principio que sin el llaurador no se podía hablar de huerta, que si no existe agricultura no existe huerta y que el protagonista de la agricultura es el labrador, con todo lo difícil que es el trabajo con el labrador y lo digo en singular, porque no existen los labradores, existe el labrador como individuo. No son un colectivo organizado, no tienen una sensación de colectivo y yo creo que tiene mucho mérito el trabajo que se ha hecho, sobre todo el trabajo que se ha hecho desde La Dula de aproximación a esa problemática, similar al que las Espigolaores han hecho con las mujeres. Sin embargo, ahí aparece la parte económica, la parte de producción, en los labradores hay un componente y es que es el medio de vida actual de muchos de ellos y que se están jugando de verdad su dinero, su patrimonio en la labor agrícola y aproximarse a ellos y que ellos vean que la Taula per la Partida es un interlocutor válido frente a las administraciones y que les puede ayudar a superar algunos olvidos ya de décadas de otras administraciones, es importante. Y en ese sentido el cambio de color político del Ayuntamiento de Valencia ha sido esencial para poner el primer eslabón de protección de la huerta, aunque tengamos muchos reparos con la situación actual. Estamos en un momento en el que el viento puede ser favorable, en el que las administraciones han demostrado con algunas decisiones ya concretas que tienen una cierta sensibilidad, pero los tiempos de la administración y los tiempos que se perciben desde la parte del llaurador, son completamente distintos, ahí tenemos un riesgo importante. La Taula per la Partida está comprometida con los dos estamentos o un poco a mitad camino entre los dos, haciendo muchas veces de interlocutor o de puente con dos motores que
van a velocidades distintas, tenemos que ser un diferencial muy bien engrasado para poder compaginar esas dos velocidades.

LD: Yo creo que es interesante hablar de los labradores porque nos lleva a donde estamos ahora. El tema de los labradores parte de algo chulo, desde que se hicieron los talleres participativos éramos conscientes de los límites de esos talleres, pensamos: «bueno, está muy bien, pero aquí los labradores no están, en algún momento habrá que trabajar junto a ellos».

EC: Habéis recibido unas ayudas públicas del ayuntamiento que han permitido dar un empujón al documental de las Espigolaores y otras acciones en la Partida.

LD: Sí, son ayudas de innovación social pero el proceso con los labradores sí que lo han permitido estas ayudas. Una de las cosas que comparte con el trabajo de les Espigolaores y que cuando se pidieron esas ayudas se planteaba, era trabajar las ausencias en el acercamiento a la huerta. En la manera de percibir, de trabajar, de ordenar la huerta. Tradicionalmente ha habido ausencias, una muy importante de la que ya hemos hablado son las prácticas, la mirada, los valores de la mujer en la huerta; pero otra ha sido el labrador tradicional. Cuando construíamos aquel proyecto hablábamos de esto, nadie ha trabajado junto al agricultor convencional y menos en Valencia ciudad, en los pueblos quizá, pero en Valencia ni la administración ni los movimientos de defensa del territorio, incluso agroecológicos, se han acercado al labrador quien probablemente representa el 95% de la gente presente en el territorio. Entonces la idea era crear lazos con ellos, recoger y trabajar con su mirada hacia la huerta. Y la verdad es que ha sido un proceso colectivo muy interesante porque ha sido muy diferente a lo que suelen ser procesos, no sé cómo llamarlos, participativos o de diagnóstico junto a colectivos. Sobre todo porque ha sido un proceso anclado en su realidad: ir a almorzar a las nueve y media o las diez de la mañana para hablar sobre problemáticas, para recogerlas. Hemos actuado un poco de mediadores entre este colectivo y los técnicos de la administración local. Ha sido algo muy interesante y hemos aprendido mucho todos y todas. Por ejemplo la Taula per la Partida al principio pedíamos un carril-bici, una ruta de carril-bici por la Partida de Dalt, y eso es algo que junto a los labradores hoy rechazamos, y nunca hemos tenido inconveniente en reconocerlo.

EC: Efectivamente los procesos son orgánicos, van transformando los saberes y las miradas. Y siempre desde posiciones no dogmáticas, sino más abiertas, más porosas.

AVC: Los labradores se han dado cuenta que nosotros no veníamos a evangelizarlos en nada de lo que es la huerta, que ellos saben mucho de huerta y tienen sus formas, que ellos creen que son las correctas y que nosotros no vamos a transformarlas. Lo que se pretende es trabajar junto a ellos para cuidar lo que tienen y que su trabajo sea, por una parte más cómodo, y por otra más respetado y más bien recibido. Yo creo que eso es fundamental porque como se ha dicho nosotros habíamos diseñado hasta aparcaderos de bicicletas, hasta plantaríamos un árbol para que hubiese sombra… y los labradores lo primero que dijeron es que hay muchas bicicletas por la Partida y que van con el saquet (saquito) y que paran y cortan la carxofa (alcachofa) y se la llevan, entonces si no hay tantos, mejor.

Aunque por eso creo que es importante, pues esa revisión de lo que queríamos de la Partida de Dalt nos ha facilitado el que ellos ahora confíen en que se les puede solucionar algún problema. El hecho de que en algún momento estén ya cerca de que algunas de sus aspiraciones se puedan conseguir, es muy importante para ganarse esa confianza y creo que ahí, más o menos, en unos más y en otros menos, hay una conciencia de que lo que se ha estado haciendo, se ha estado haciendo con ellos, para ellos y por el bien de la Partida. Ahora están más convencidos de que la Taula per la Partida, a través de La Dula o de las Espigolaores, es algo que a ellos les va a beneficiar.

MB: Claro, supongo que ha sido clave acercarse desde la idea de «qué necesitáis, cuáles son vuestros problemas» y escucharlos, no sé si es así exactamente pero claro, un labrador es una persona muy desconfiada por la dureza de su trabajo, por los problemas con los vecinos de linde del campo, por los animales de los vecinos, por cualquier motivo. Un labrador es una persona muy sensible y está siempre a punto para defenderse contra cualquier agresión. Que lleguen unas personas y les pregunten qué necesitan, creo que primero les ha descolocado un poco porque no están acostumbrados a que se les pregunten cosas así.

AVC: Porque la actitud ha sido muy proactiva y muy positiva, tanto de las Espigolaores con las mujeres como de La Dula en el trabajo directo con los agricultores. Vuelvo a insistir en lo que decía antes, estamos en el camino, no hemos llegado a ningún sitio, cómo se desarrollen las cosas en los próximos meses conformará un final de esta historia o otro muy diferente. Los agricultores pueden ser desconfiados, porque han tenido y tienen muchos problemas, pero también es gente que está muy acostumbrada a los ciclos de cosecha y ellos saben que cuando se han perdido dos meses, ya se ha perdido todo el año y si de repente pierden la esperanza de que se vaya a conseguir algo en esta cosecha, inmediatamente se van a descolgar porque ellos tienen sus tiempos y los tienen muy claros. Esto también lo han de entender las administraciones.

LD: Del tema de los labradores yo diría dos cosas que me parecen importantes: una es hablar de lo que supone trabajar desde el territorio, es decir, salir del confort de los discursos ideológicos y de tus percepciones de lo que debe ser la huerta e ir a la huerta, a Campanar-Benimàmet, y trabajar allí. Allí habían dos labradores agroecológicos jóvenes que al poco de empezar la Taula per la Partida ya no estaban. Lo que hay es un conjunto de labradores, relativamente jóvenes pero que se pueden enmarcar más o menos dentro de esta etiqueta de «convencional», y que ahí hay que negociar, relativizar tus propuestas iniciales y tus planteamientos iniciales de mercados agroecológicos, de grupos de consumo, que son ideas que por supuesto continúas apoyando y en las que crees pero que las tienes que negociar con el territorio con el que trabajas y quizá esto es algo que empiezas a ver más tarde, como consecuencia de un trabajo a largo plazo.

Y luego, yo creo que enlazando con un tema muy de actualidad, es la idea de entender la participación, que ahora está en boca de todo el mundo, pero entender la participación no como construcción de políticas públicas —que es una manera de verla—, sino como capacidad de autogobierno, como creación de espacios colectivos, como articulaciones sociales. Y eso creo que es algo potente, que aunque es débil y frágil, porque ahora mismo ese espacio de autoorganización o de organización colectiva entre los labradores no está, por el tema que se comentaba con la administración pública, pero que es algo que ha habido, y aunque sea frágil creo que es muy interesante ver la participación desde ahí. Hay una anécdota interesante en referencia a este tema que comentó un labrador bastante de derechas, que un día al acabar un almuerzo se acercó y dijo: «Yo, anoche le decía a mi mujer aquí somos casi todos de derechas y ahora vienen los de izquierdas y son los que se preguntan que qué necesitamos y qué hay que hacer para mejorar la situación del labrador…». Eso fue el final de un día de un almuerzo largo, y ¡nos dejó a todos sin palabras!

LE: Solo insistir en una cosa que me parece importante: estamos hablando de los agricultores, estamos hablando de los agricultores en masculino, ya hemos añadido el plural pero seguimos hablando de los agricultores en masculino. En la Partida de Dalt principalmente son agricultores en masculino lo que hay pero es algo muy genérico que seguimos haciendo, y ha habido un momento que se ha hecho una diferencia entre el trabajo de La Dula con los agricultores y el de las Espigolaores con las mujeres, y se ha hablado de la producción. Yo creo que la diferencia no es la producción sino el presente y el pasado, porque las mujeres con las que nosotras trabajamos no se nombran a ellas mismas como agricultoras y no hablan de la producción como producción. ¿Pero eso quiere decir que no trabajaban o que no hablaban de su vida? A nivel económico también me parece importante sobre todo porque es un debate que tenemos en nuestro grupo.

EC: Se ha hablado de cosechas y os quisiéramos preguntar cuál es la vuestra. ¿Qué espera recoger la Taula per la Partida este año?

AVC: Creo que la cosecha ya se está viendo en aspectos muy diversos. Por ejemplo, en la presencia del agricultor y la mujer de la huerta en el propio barrio de Campanar. Yo he estado en algunas presentaciones de les Espigolaores, de los vídeos que habéis hecho, y he visto una cosa muy interesante y es que aparte de que las protagonistas que salían en los documentales iban y se veían, al resto de las vecinas y vecinos del pueblo de Campanar creo que les ha cambiado la mirada hacia estas mujeres. Creo que es una cosa muy importante porque las habéis vuelto a colocar en un papel que habían perdido. Si de alguna manera se consiguiera hacer eso con los agricultores hombres-productores, sería también muy interesante, es decir, si se consiguiera que esa actividad se viera también otra vez recolocada dentro del ámbito social. Porque en las últimas décadas, con el proceso de urbanización salvaje de los años ochenta y noventa, sobre todo, pero también de principio de los dos mil, parecía que lo único posible era la huida de la huerta y que el que no huía es que era tonto, que el que no huía de la huerta es que no tenía luces para poder vender su terruño y hacer una finca. Si de alguna manera contribuimos, o si la Taula contribuye a que la actividad de la huerta vuelva otra vez a asentarse dentro de la población y vuelva otra vez a ser valorada, será una aportación muy importante. Y eso pasa porque la gente que viva de la huerta pueda vivir dignamente. Es una cuestión que sobrepasa con mucho las capacidades que tenemos en la Taula, porque hay muchos factores socioeconómicos que se escapan de nuestras capacidades, pero en la medida que podamos señalar los problemas, hacer que la administración piense en ellos, ponerlos encima de la mesa, ponerlos en los medios, en los periódicos, etc., creo que es importante.

EC: Efectivamente el capitalismo financiero ha destrozado también los imaginarios, y por ende, nuestra forma de herencia: el mundo inmobiliario, a su vez, destruye sistemáticamente la inteligencia colectiva, una forma de conexión con la tierra, aquello que nos hace pensar y estar juntos, compartir un lugar. La Taula per la Partida parece estar transformando a todos aquellos que participan y al territorio donde trabajan, pero hay otros riesgos.

LE: Independientemente de la urbanización de la huerta nos parece que el proceso que puede transformar más la huerta y que merece nuestra atención ahora es el de cómo pasar de la especulación urbanística al papel que pueden jugar los usos sociales de la huerta, esto es, todas las actividades no agrícolas. El Plan de Acción Territorial de la Huerta conserva casi toda la huerta, es decir, a nivel conservacionista o proteccionista tiene un papel importante, pero al mismo tiempo permite muchos usos y tiene un enfoque turístico y social destacado. Como consecuencia todas las alegaciones de la asociación de vecinos de Castellar, las de Campanar, de la Taula, del colectivo Per l’Horta, iban un poco encaminadas a decir: «A ver, por favor, cuidado con lo que hacemos, a ver si vamos a pasar del problema de la especulación al problema de la turistificación, a la tematización de la huerta». Quizá es el momento de poner ahí el acento. La Taula tiene que enfocarse ahí.

LD: Realmente es impresionante, porque venimos de una lucha muy fuerte, que yo creo que sobre todo ha protagonizado aquí la asociación de vecinos, con el tema de la defensa de la huerta ante la especulación y viene un momento muy complejo, porque salvada temporalmente la huerta, al menos de la amenaza urbanística, surgen nuevas amenazas. En parte esa es la idea de un encuentro próximo con otros colectivos: pensar juntos como enfrentar esta cuestión de los usos sociales y turísticos de la huerta.

¿Se pone carril bici por todos los caminos de la huerta? ¿Se abren restaurantes en la huerta? Los huertos de ocio o los huertos sociales, ¿qué pasa? ¿cómo los colocamos? Al final se trata de pensar, como ya han mencionado las Espigolaores, cómo relacionamos los usos agrícolas de la huerta con todos los usos sociales o no agrícolas. Y hay que tener en cuenta algo, que vamos a nombrar un poco en abstracto, y es que las empresas, viendo este contexto, van a tratar de capturar el valor de la huerta y de sacar beneficio inmaterial de eso.

LE: Pero desde un lugar como muy bucólico y romántico, sin la parte crítica.

EC: Recuerdo además que desde que se inició el proyecto, desde muy temprano se planteaba una propuesta que no tematizara el lugar, sino que lo potenciara como lugar productivo y medio de vida, como espacio para mantener una memoria viva, sin olvidar desde luego su preservación y el cuidado de los valores patrimoniales, materiales e inmateriales de la zona.

LD: Sí, y en este contexto es interesante ver cómo cambian las compañeras de viaje, por decirlo de alguna manera, pues parecía que los colectivos de la movilidad ciclista y tal eran aliados, y lo siguen siendo, pero de repente se producen divergencias, se genera polémica. En cambio con los labradores que parecía que, entre los movimientos de Defensa del Territorio y tal, había más distancia, ahora de repente en este nuevo contexto hay otras cosas que te acercan desde la perspectiva de la Taula per la Partida: por ejemplo priorizar el uso agrícola frente a otros, que el uso agrícola tiene que ser el dominante. Creo que lo de la huerta tiene mucho que ver con lo que habla David Harvey de la tragedia de los comunes, de cómo él la entiende. La tragedia de los comunes no es que los colectivos y las personas, cooperando, produzcan beneficio social, que está claro que sí, sino que eso que los colectivos, la gente, movilizándose produce, el capital lo captura y me da la sensación que eso es lo que viene ahora.

Nota:
Dos días antes de entrar en imprenta Les Espigolaores terminan el documental, que titulan Entre el dia i la nit no hi ha paret. Su primera presentación tuvo lugar en el Pouet el 11 de abril de 2017.

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