EDITORIAL
Concreta 13 plantea el relato de un grupo de personas que abordan la práctica curatorial en un contexto en transición, surgido al calor de Internet y su obsesión con el feedback y el tiempo real, los curatorial studies y la movilidad como necesidad imperiosa. Parte de una generación que se ha convertido en atletas de convocatorias, capaces de presentarse a siete open calls en un mes, intentando localizar las propuestas, escuchar el contexto, entender la escena, interpretar el espacio… Sin embargo, las prisas y la presión de la siguiente cita obligan a continuar flotando en la superficie. Podríamos cuestionarnos hasta qué punto nuestro ordenador o los dosieres para las convocatorias ya eran en sí la exposición y que tal vez su resolución en el espacio expositivo no fuese sino el propio simulacro. En un clima acelerado vemos cómo se retuerce el formato: la exposición se convierte en un objeto con plena autonomía y, con esto, una morfología que analizar o romper.
Frente a este contexto y la imposibilidad de generar un único discurso como respuesta, decidimos invitar a agentes que enfocan el comisariado desde distintas prácticas, lenguajes y políticas. Este relato se materializa a través de los ojos y bocas de un conjunto heterogéneo de actores y actrices que desde la práctica, la difusión cultural y la teoría construyen un presente que, al igual que todos los presentes pasados, está sumido en una profunda sensación de incertidumbre.
Tratar de mostrar un panorama lo suficientemente amplio de las prácticas curatoriales a día de hoy, constituye una tarea compleja e inabarcable que lleva de manera inexorable al fracaso. Un fracaso que asumimos como elemento activador de la propuesta y que nos remite directamente a la imposibilidad de comprender como principio.
El contexto actual se plantea como frágil, volátil y precario en muchas de sus facetas. Dentro de este terreno de arenas movedizas, los cuidados se han vuelto necesarios para generar diálogos que puedan trascender los formatos y entablar conversaciones que propicien el entendimiento entre el contexto, el proceso y sus agentes. Comisariar, para muchas de las voces de este número, significa recoger y posibilitar desarrollos en los que se repiensa la forma, el proceso y el propio objeto-exposición. Para ello, alguno de los artículos diluye y borra la dicotomía teoría y práctica. Pensar haciendo, lo que en este número en muchas de sus propuestas se podría entender como teorizar el comisariado comisariando.
Creíamos que si el caso de estudio era el concepto exposición, no solo debíamos hablar de su historia, crítica o teoría, sino que veíamos necesario reunir, también, agentes que entendiesen la invitación como una carta blanca para convertir las páginas de Concreta en un espacio expositivo: texto que deviene imagen e imagen que se ha vuelto texto.
Inmersas dentro del paradigma de lo visual, hemos buscado un equilibrio de sensibilidades que sitúe pero que nunca acabe de anclar el proceso expositivo a un solo cuerpo. De la idea de exponibilidad de Lucy Steeds a la ficción narrativa de OFluxo, pasando por la ruptura de la linealidad expositiva de Stefanie Hessler. De la redefinición del documento de New Scenario al ejercicio de memoria de Hans Ulrich Obrist o la hipervelocidad automatizada de Brad Troemel. Un relato fragmentado que se pierde por el desierto, como apunta Laura Vallés, entre ejercicios visuales acompañados de textos que recorren la práctica curatorial como la reflexión a modo de intercambio entre Carles y la gente de Auto Italia, Cordova y Mould Map. Puede que todo esto contribuya a localizar (o no) el comisariado en un momento donde la precariedad y la obsesiva producción de exposiciones resignifiquen esta acción.