MATERIALES
El análisis del proyecto (sic) societat i cultura, con el tiempo transcurrido desde su conclusión en febrero de 20101, deviene ahora un ejercicio post-curatorial que obliga a pensar su gestación y comienzo, así como su conclusión abierta. Un artículo titulado Poder hacer, deber de hacer, incluido en el primer número, hablaba en estos términos a propósito de la intención del proyecto: «(sic) responde a un planteamiento de hacer ciudad haciendo cultura, o viceversa, tal y como creemos que debe entenderse la función de los museos en las sociedades contemporáneas. […] entendiendo sus espacios físicos como lugares de transacción de conocimiento y generando situaciones que los conecten con el público2». Y de esta otra forma al respecto de su nombre: «(sic) responde al adverbio latino que significa “así”, que se emplea particularmente, colocándolo entre paréntesis, en las transcripciones de textos o documentos, para indicar que cierta palabra o expresión que puede parecer equivocada está así en el original. De este modo, [el proyecto] vendría a indicar que Velluters es “así” o que al menos “está así en el original”, es decir, en el propio lugar de donde se extrae la información y que aquí se transcribe. […](sic) responde a las iniciales de “societat”, “cultura”, y al nexo “i”, queriendo otorgar a ambos conceptos un marco de acción conjunta». Se quería indicar «que la cultura desligada de lo social genera actitudes fetichistas o elitismos desproporcionados y, en cualquier caso, produce endogamia y desconcierto. A su vez, la sociedad sin cultura responde a un patrón sobradamente conocido donde manda la economía y la falsa objetividad de la ciencia aplicada»3.
En un segundo artículo, La conclusión imposible, inserto en el nº 12, se hacía patente la obviedad de que un proyecto como el presente estaba destinado a inscribirse temporalmente en un contexto, dejar registro de su paso y desaparecer: «[…] esto termina pero no concluye; porque cuando se tratan aspectos sociales y se intenta no banalizarlos, lo cual es complejo e insatisfactorio per se, es fácil certificar que las conclusiones son imposibles» 4. Al mismo tiempo, el análisis mostraba su parecer sobre Valencia, expresando la dificultad de generar proyectos de este tipo en una ciudad donde la cultura contemporánea tiene una extraña y dificultosa pervivencia.
(sic) societat i cultura se planteó como una exposición expandida que salía del espacio canónico del museo para exponerse afuera de su paraguas protector y, en cierto modo, también limitador, a través de doce periódicos de carácter semanal, de ocho páginas cada uno. La numeración de sus páginas siguió una correlación de la 1ª a la 96ª, de modo que se viera como un todo al final de las doce semanas. El Museu Valencià de la Il•lustració i de la Modernitat fue la institución que produjo y albergó el proyecto, entonces todavía dirigida por Román de la Calle y mientras Carlos Pérez ejercía de responsable de exposiciones5. Desde el 2006, tres años antes de concretarse el proyecto, el equipo del museo tenía la intención de realizar un gran proyecto sobre el barrio de Velluters de Valencia, también conocido como Barrio chino. Este área representa uno de los cinco barrios que conforman la Ciutat Vella de la ciudad valenciana y es el más desfavorecido históricamente por dos razones principales: no poseer tanto patrimonio arquitectónico-artístico como los otros barrios y, sobre todo, por haberse quedado encajado entre dos vías de circulación rodada, la calle Guillem de Castro y la avenida del Baró de Càrcer (antigua avda. del Oeste), dejándolo literalmente hundido y encerrado. El nombre Velluters remite al oficio de la seda, una industria capital en la Valencia de los siglos XV al XIX que tiene en el Colegio del Arte Mayor de la Seda su edificio gremial emblemático.
Del gran proyecto ideado por el MuVIM sobre el barrio sólo pervivieron (sic)societat i cultura y Ciutat Vella i participació ciudadana, ambas muestras alojadas en el hall del museo. Dentro de este zaguán compartido, (sic) se planteó como un espacio conformado por tres muros, a modo de stand en forma de «c», siendo el longitudinal de bastante mayor extensión que los dos laterales. Este lugar dentro del museo se ideó como espacio de lectura y almacenaje de los diferentes periódicos semanales, de modo que su aspecto iba cambiando con la aparición de los números consecutivos y con la exposición, en su pared mayor, de parte del material empleado en el proceso de generación de contenidos. El mobiliario lo diseñó y construyó el artista Xavier Arenós y consistía en un mueble-estantería para el almacenaje de los periódicos y carteles, dos bancos de lectura, tres butacas y dos carros de reparto, todos realizados con tablero laminado de madera y aptos para armar y desarmar. El conjunto funcionaba como un pabellón post-constructivista, muy acorde con el propio proyecto, que quería aunar diferentes lenguajes empleados para un fin común y transformador.
Además de este tipo de distribución intramuros, (sic) salía cada semana a puntos concretos del barrio de Velluters y de otras zonas de la ciudad, distribuyéndose de forma manual y errática en bares y locales de ocio, galerías de arte, bibliotecas públicas, facultades, etc. El mobiliario remite a otros proyectos de Xavier Arenós que tienden a la ideación y generación de espacios construidos a medio camino entre lugares de escondite y aislamiento y proyectos realizables o no de arquitecturas colectivas6. A esta visión idealista se añadía, en el caso concreto de (sic), la funcionalidad de sus piezas, necesaria para convertirse en espacio de uso.
Por otro lado, el diseño gráfico y editorial fue realizado por ESTABLIMENT7, un estudio de diseño consciente de la importancia de la tipografía en los proyectos editoriales. La posibilidad de diseñar un periódico, por más que su existencia estuviera predeterminada de antemano, programada como una exposición, supuso un gran reto. El diseño de la tipografía SicFont —hasta la fecha no ha sido empleada para otro proyecto gráfico o editorial— así como la utilización del texto, junto con las imágenes, las ilustraciones y las intervenciones gráficas, otorgan al conjunto una sobriedad contextualizada al lugar y el momento. Se produjo un cartel de 100x70cm que incluía un fragmento de texto de cada una de las colaboraciones escritas y doce imágenes, una por cada artista que intervino en cada uno de los periódicos. Poco después se diseñó la cubierta, realizada con cartón blanco, para acoger el cartel y los doce números consecutivos, la modo de cierre.
La impresión con máquina rotativa era una pretensión desde el primer momento en que se decidió realizar una publicación periódica. La fragilidad y precariedad del papel de prensa, también su cuestionable archivo y mantenimiento, eran modos de reflejar estas mismas cualidades del propio barrio, degradado y todavía en proceso de transformación urbanística. Asimismo, se necesitaba aprovechar esta cualidad debido a que entre el 15-25% de los contenidos de cada número, que finalmente se realizaban y completaban la misma semana que salía publicado, necesitaba realizarse de acuerdo a la actualidad del momento. El resto del contenido había sido encargado con meses de antelación a los colaboradores según una temática precisa.
La estructura de cada número constaba de un índice redactado y un artículo principal en la primera página, junto con los créditos; dos columnas de opinión más cortas, por lo general ubicadas entre las páginas 2 y 3; la intervención gráfica realizada por un/a artista, que solía ocupar las dos páginas centrales 4 y 5, salvo en algunas ocasiones en que se distribuía por todo el número. Un reportaje en relación con la historia del barrio, su patrimonio artístico o arquitectónico o incluso alguna experiencia contada en primera persona, se encontraba en la segunda mitad, así como la sección Velluters es la gente, coordinada por el escritor y periodista Xavier Aliaga, que constaba de mini testimonios de personas que vivían o trabajaban en el barrio. Se completaba con la entrevista de la última página, por lo general realizada a personajes públicos del barrio y de fuera, que tuvieran alguna vinculación con Velluters. A estas secciones fijas se sumaba un segundo reportaje o una sección donde se contaba aquello que acontecía durante los días anteriores a la publicación de cada número, siempre en relación con el proyecto o con el barrio.
El número total de colaboradores/as ascendió a más de ochenta, incluyendo los participantes del taller realizado en la EASD (Escuela de Arte y Superior de Diseño de Valencia) ¿Qué significan las siglas? Periodistas, escritores, artistas, arquitectos, sociólogos, teóricos del arte, fotógrafos de prensa, activistas, urbanistas, políticos e historiadores, entre otros, fueron apareciendo en los doce números de (sic) en forma de colaboraciones concretas o a través de entrevistas. Por un lado, la intención estaba en reunir un grupo heterogéneo de voces que se acercaran al barrio y expresaran sus opiniones, sus recuerdos o sus impresiones. Por otro, por más que una intención principal del proyecto fuera generar una publicación periódica de crítica cultural, limitada en el tiempo, esta se lanzaba desde el ámbito artístico contemporáneo, con las ventajas e inconvenientes lógicos que pudieran derivarse de ello. Así, el debate se planteaba a propósito del deslindamiento de los márgenes y las funciones de los museos y centros de arte contemporáneos, que según algunas voces acreditadas se dedican más a ser espacios multiusos de la cultura y la sociedad que a centrarse en la consecución de su misión inicial, esta es, la de albergar colecciones de arte o exposiciones temporales de artistas.El debate sobre la definición y ubicuidad del arte contemporáneo en la sociedad, es decir, si el arte se diluye al dejar de lado su potencial de comunicación estética y ocupar un lugar en principio destinado a la divulgación sociocultural o a la política, este debate, decimos, sólo es posible acometerlo conociendo el contexto de cada proyecto concreto. En este caso, no nos aventuramos al decir que (sic) pretendió y consiguió ser un acicate cultural en un ámbito geopolítico de vaciamiento de contenidos y debates críticos. El verdadero resultado, sin embrago, queda registrado en las noventa y seis páginas, el cartel, la carpeta y el blog (societaticultura.org) que ayudó a expandir aún más el concepto de exposición de arte y permitiendo mostrar vídeos e información más extensa sobre algunos de los temas tratados. Román de la Calle indicó en su artículo publicado en el nº 3, que (sic) intentaba ser «otra vuelta de tuerca del arte sociológico»8. En esta afirmación reside una parte importante de su definición y de su sentido.
El debate sobre la definición y ubicuidad del arte contemporáneo en la sociedad, es decir, si el arte se diluye al dejar de lado su potencial de comunicación estética y ocupar un lugar en principio destinado a la divulgación sociocultural o a la política, este debate, decimos, sólo es posible acometerlo conociendo el contexto de cada proyecto concreto. En este caso, no nos aventuramos al decir que (sic) pretendió y consiguió ser un acicate cultural en un ámbito geopolítico de vaciamiento de contenidos y debates críticos. El verdadero resultado, sin embrago, queda registrado en las noventa y seis páginas, el cartel, la carpeta y el blog (societaticultura.org) que ayudó a expandir aún más el concepto de exposición de arte y permitiendo mostrar vídeos e información más extensa sobre algunos de los temas tratados. Román de la Calle indicó en su artículo publicado en el nº 3, que (sic) intentaba ser «otra vuelta de tuerca del arte sociológico»8. En esta afirmación reside una parte importante de su definición y de su sentido.
Notas bibliográficas
- El primer número de (sic) se presentó el 3 de diciembre de 2009 en la EASD-Escola d’Art i Superior de Disseny, de Valencia. Esta escuela colaboró asimismo acogiendo el taller coordinado por Virginia Villaplana y Raquel Villar Lo viejo y lo nuevo, con estudiantes y participantes externos. La inauguración de la exposición fue el 17 de diciembre, coincidiendo con el nº 3. El nº 12 y último salió el 18 de febrero, cuatro días después de la clausura de la muestra, con lo que el tiempo de la exposición en el MuVIM coincidió con nueve de los doce ejemplares. ↩︎
- (sic) societat i cultura, nº1, MuVIM, Valencia, 2010, p.1. Puede descargarse el primer ejemplar en formato PDF en: http://www.societaticultura.org/?page_id=53 (Última visita 26-10-2012). ↩︎
- Ibidem. ↩︎
- (sic) societat i cultura, nº12, MuVIM, Valencia, 2010, p.91. Puede descargarse el duodécimo ejemplar en formato PDF en: http://www.societaticultura.org/?page_ id=253 (Última visita 26-10-2012). ↩︎
- Tres semanas después de la clausura del ciclo de exposiciones donde (sic) se integró, en concreto el 8 de marzo de 2010, el catedrático de estética Román de la Calle presentó su dimisión como director del MuVIM mediante la lectura de una carta (puede descargarse en: http://avca-critica.com/archivo.html). El motivo fue la censura por parte de los dirigentes de la Diputación de Valencia de la exposición Fragments d’un any inaugurada, junto con otras más, el 4 de marzo. Esta muestra, que todavía sigue realizándose en el Centro cultural La Nau de la Universitat de València, consiste en un repaso de la actualidad sociopolítica y cultural del año anterior a través de fotografías de prensa, previamente publicadas en sus respectivos medios gráficos. ↩︎
- Para mayor información de sus proyectos, consultar: xavierarenos.com. ↩︎
- Pueden verse sus trabajos más representativos en: establiment.org. ↩︎
- (sic) societat i cultura, nº3, MuVIM, Valencia, 2010, p.7. Puede descargarse el tercer ejemplar en formato PDF en: http://www.societaticultura.org/?page_id=140 (Última visita 26-10-2012). ↩︎
- (sic) societat i cultura, nº3, MuVIM, Valencia, 2010, p.7. Puede descargarse el tercer ejemplar en formato PDF en: http://www.societaticultura.org/?page_id=140 (Última visita 26-10-2012). ↩︎