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Hydrargyrum 80 / ¿Qué comes?, Denilson Baniwa

 
Su trayectoria como artista parte de los referentes culturales de su…

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La comida de los indígenas del Amazonas tiene la selva como un gran «supermercado natural», donde todo se une para la existencia de la vida. El pescado es una de las principales proteínas que mantienen a los cuerpos indígenas con energía para vivir sus culturas e identidades. Es esencial que las aguas estén protegidas para que la vida continúe en el bosque.

Aunque existe una contaminación natural por mercurio en el Río Negro, no ocurre lo mismo en otros ríos amazónicos. La contaminación de los peces por metales pesados como el mercurio, el cobre, el arsénico, el plomo y el selenio es el resultado de la acción humana. Los garimpos, los vertederos irregulares, los vertidos de residuos tóxicos de las fábricas o de la agroindustria corren por los ríos, impregnan los peces y terminan en los estómagos de miles de indígenas.

Este envenenamiento está alcanzando niveles cada vez más alarmantes, y si no hacemos nada llegaremos a un camino sin retorno. Según estudios de la Universidad Federal de Amazonas (UFAM), 27 de las especies de peces más consumidas por las poblaciones amazónicas están contaminadas, y entre las enfermedades causadas por su ingestión se encuentran el cáncer, los problemas neurológicos, las disfunciones intestinales, la pérdida de la vista y la muerte. Los peces depredadores como el tucunaré, el bagre, las trayras y las pirañas están contaminados con mercurio en niveles superiores a 0,5 partes por millón, o 20 veces más que lo aceptable para el consumo humano. Aunque es urgente, solo ahora se están llevando a cabo estudios, y las propuestas de soluciones siguen estando mal diseñadas. A diferencia de la Guayana Francesa, que en 2006 prohibió el uso del mercurio, Brasil parece alentar la minería ilegal, y el uso del mercurio solo aumenta. Así, los peces de los ríos que alimentan a las poblaciones de Pará, Amapá, Roraima, Amazonas y Acre corren cada vez más riesgo de envenenamiento.

Este trabajo es un llamado a reflexionar sobre lo desprotegidos que están los pueblos indígenas en sus comunidades y tierras demarcadas si no se trabaja para proteger todo el bioma y prohibir los garimpos y la explotación ilegal de minerales y agrotóxicos en el país. La pregunta que debemos hacernos es: «¿lo que comemos es alimento o veneno?». Eso incluye a los que no son indígenas, ya que muchos pescados amazónicos llegan a la mesa de los no indígenas, y a las grandes ciudades brasileñas.

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